Nuevo contrato social para Panamá

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Hay grupos de poder que impiden el diseño de un nuevo pacto social en Panamá. (Foto: Shutterstock).

Por Abdiel Rodríguez Reyes
Profesor en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá

Junto a otros colegas, llegamos a la conclusión de que se necesita un nuevo contrato social en Panamá, con inclusión del campo del conocimiento. Muchos supuestos sobre la realidad panameña se hicieron prácticamente añicos. Lo que era sólido, ahora se deshace ante nuestros ojos. El nuevo contrato social es plantearse agónicamente las convenciones para definir las reglas del juego.

Le tomamos prestado el título a Jean-Jacques Rousseau, quien escribió Del contrato social (1762). Al inicio de este libro, hay una cita interesante de Virgilio: “establezcamos un pacto con leyes justas”, también este pensador nos señaló la necesidad de “convenciones” para “unir” la “suma de fuerzas”.

Rousseau insiste en esto último. Tenemos que conocerlas. Un ejemplo de convención institucional son las elecciones generales. Cada vez más, el porcentaje que elige a quienes nos representan es menor. Una convención de mayor peso es la histórica. La más reciente fue el fin del enclave colonial en este país.

La preocupación por un nuevo contrato social es de vieja data, pero surge en la coyuntura con la denominada “nueva normalidad”. Nadie sabe siquiera qué significa. Por un lado, los empresarios quieren “flexibilidad” y, por otra parte, se habla de resiliencia.

El registro histórico muestra cómo hemos estado sometidos a grupos de poder económicos quienes, según su interés privado, tienen el monopolio del poder. Esto lo estudió Marco Gandásegui en los sesenta e Iván Quintero y William Hughes en los ochenta. El problema no es que existan esos grupos, ni que tengan sus intereses privados. Todos tenemos los nuestros. El problema es que esos grupos monopolizaron el poder e impidieron las convenciones en las que participen otros sectores, grupos y clases.

Hay que plantearse los problemas desde la propia experiencia histórico-social. De lo contrario, estaremos en banca rota política y epistemológica. Desde ese sentido referencial, es necesario plantear la cuestión de las convenciones para encarar los desafíos.

Una primera convención podría ser partir desde un momento material, el cual es, según Enrique Dussel: “la reproducción de la vida” en comunidad con su entorno, desde abajo. Ese momento puede impregnar todos los ámbitos de la vida, incluso en la técnica, la ciencia y la tecnología. Otra convención sería relacionarnos de otra manera con la naturaleza, la cual ya expresa explícitamente su rotura metabólica. Además, necesitamos relacionarnos de otra forma entre nosotros mismos: con mayor sensibilidad y buen sentido. Entonces, el nuevo contrato social debe plantearse desde ese momento, el cual se alimenta de las experiencias histórico-sociales y utópicamente anhela otro mundo distinto.

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