El estallido de escándalos de corrupción, en los que figuran políticos, empresarios y elementos de la Seguridad del Estado, ahonda la crisis en Panamá, en medio de la pandemia de Coronavirus (Covid-19) que ha puesto en jaque al golpeado sistema de Salud y la economía nacional.
Para la mayoría de la población, es inaceptable que la constructora brasileña Odebrecht ‒sancionada por el pago de coimas‒ no haya honrado ni un solo centavo de los 220 millones de dólares que debió entregar en forma fraccionada durante 10 años, tras concretar en 2017 un “acuerdo de cooperación eficaz” con los fiscales.
La multa impuesta a Odebrecht habría servido para comprar medicamentos, nuevos respiradores de uso hospitalario y afianzar las campañas de prevención en las áreas afectadas por el Coronavirus. Sin embargo, la negligencia o complicidad en la gestión de cobros ha inducido la muerte de un millar de panameños.
En las últimas dos administraciones presidenciales, los grupos de poder económico succionaron de las arcas públicas más de 4.000 millones de dólares, y luego acudieron a los clubes cívicos para manifestar que el Estado es un presunto mal administrador de finanzas y debe ser “ayudado” en el manejo financiero.
Por ello, causó sorpresa que mientras las familias sin empleo perdían sus casas por falta de pago a bancos privados, el Gobierno haya acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el suministro de 515 millones de dólares para respaldar al próspero sistema bancario ante “cualquier contingencia eventual” económica.
Huérfano de liderazgo, acosado por una crisis galopante que se ensaña contra las capas medias de la población, el Gobierno sigue empujado por una corriente neoliberal y se aleja de la posibilidad de crear consensos hacia una estrategia nacional y trazar un rumbo claro para salvar al país de la ingobernabilidad y el caos.
Editorial valiente y veraz que estamos reproduciendo en nuestras páginas.
Panamá es un estado fallido, el gobierno es corrupto y el sistema sanitario es un desastre a punto de colapsar. Aquí cabe la proclama del señor Luna quien en otrora dijo «El que quiera conocer a Panamá que lo visite, porque se acabas».