Colón merece mejor futuro que el transitismo

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El pueblo colonense en resistencia. (Foto: Diomedes Sánchez).

Por Virgilio Cerrud A.
Sociólogo y docente universitario
Miembro del Colectivo Bayano

Colón celebra 121 años de haber “consolidado” la separación de Colombia. Desde el inicio de la República, esta provincia se ha caracterizado por su rebeldía, contraria al despojo, saqueo, corrupción y a la entrega que identifica a los gobiernos oligárquicos del pasado y del presente (hoy sumisos al neoliberalismo).

Desde la época colonial, se nos ha condenado al transitismo. No hay que olvidar las “famosas ferias de Portobelo y Nombre de Dios”. Además de la unión a Colombia, hay que señalar el ferrocarril y el intento de la construcción del canal francés. Iniciado el período “republicano”, la construcción del canal interoceánico por los norteamericanos consolidó el transitismo en esa región del Caribe.

Como impulsor del crecimiento caribeño, el transitismo no ha contribuido al bienestar de la población. Sólo ha favorecido a la burguesía ligada a la actividad terciaria de la economía, en este caso, la transitista. Por ello, ese sector ha disfrutado en forma casi exclusiva de las “bondades” económicas.

Los sectores primario y secundario de la economía, prácticamente han desaparecido. Tal es el caso de la otrora incipiente industria colonense, y ni hablar del agro panameño.

A 121 años de la separación de Colombia y a días de cumplir 35 años de la cobarde y criminal invasión norteamericana a Panamá, la población colonense se encuentra en un callejón sin salida: se debate entre la ausencia de un verdadero programa de gobierno, todos los problemas sociales, económicos, políticos y culturales ya conocidos y señalados hasta la saciedad. En ese orden, hay que mencionar a las grandes empresas exoneradas del pago de impuestos y otras que no pagan el Seguro Social, incluidas las del sector público, la pretendida apertura de la minería a cielo abierto, la intención de imponer medidas paramétricas en la CSS, la corrupción galopante y el despojo descarado del patrimonio de las áreas revertidas.

En la provincia de Colón, esas áreas mencionadas no están incorporadas en un proyecto de desarrollo nacional. En cambio, persiste la especulación, que está a la orden del día. Todo lo señalado tiene su contrapeso, como la existencia de un Plan de Desarrollo Provincial.

Un escenario para algunos, si se traen al tapete, no es alentador para la inversión. El problema es que siempre se trata de ocultar o maquillar la realidad de exclusión del pueblo colonense.

En Colón, ha habido más de 15 planes de desarrollo desde la década del 60 del siglo pasado a la fecha. Recientemente, surgió el Plan de Desarrollo Integral de Colón (Ley de la República), elaborado con la participación de las fuerzas sociales, incluido un sector de la empresa privada. Planes como esos buscan el desarrollo de Colón de forma diversificada, pero no cuentan con el aval de la burguesía financiera y transitista, que lucra a costa del patrimonio del canal y de las áreas revertidas. A ellos, les conviene ver dividido al pueblo colonense.

Tras 121años de separación de Colombia, hay dos tareas antes de que finalice el 2024: una nacional y la otra a nivel provincial. La primera, es enfrentar unitariamente las pretendidas reformas a la CSS, impulsadas por la administración gubernamental pro-empresa privada, apoyadas por la patronal (sector empresarial).

Las luchas en las calles en 2022 y 2023 han demostrado que es necesario mantenerse unidos hacia el objetivo de garantizar una Caja de Seguro Social solidaria, que responda a quienes pertenece la institución: ¡a los trabajadores!

La segunda, es regional. Debemos divulgar y ampliar el marco de discusión del Plan de Desarrollo Integral para Colón, con el objetivo de que la población se empodere y luche por convertirse en una realidad para la combativa provincia.

La consigna es, seguir organizándonos y movilizarnos unitariamente. Sólo así, garantizaremos el pleno respeto y que seamos tomados en cuenta en las grandes decisiones nacionales.

¡Así de sencilla es la cosa!

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