Panamá es uno de los países de América Latina con más recursos de agua dulce por kilómetro cuadrado. Sin embargo, la rápida contaminación de sus afluentes se ha convertido en una seria amenaza al medio ambiente.
En la actualidad, se estima que siete de los ríos más contaminados del mundo están en Panamá.
Los desechos sólidos que llegan a los afluentes de este país, a causa del mal sistema de recolección de basura, son trasladados por las aguas a la costa. De allí pasan al mar, donde se realizan actividades de recreo y pesca.
Plásticos, sustancias peligrosas y una amplia gama de desperdicios son esparcidos en los litorales del Caribe y el Pacífico, como resultado de una mala gestión de la basura, el extractivismo y la nula clasificación de desechos industriales y domiciliarios.
Investigadores y ambientalistas han llamado la atención sobre el inmenso daño ambiental, que se complica con el vertido de desperdicios en las corrientes de agua y la destrucción sistemática de manglares que protegen a las costas de inundaciones y tormentas tropicales.
Café Bayano llama a la atención sobre esta realidad con implicaciones sociales, ante la necesidad de promover los mecanismos que contribuyan a crear condiciones seguras a favor de las presentes y futuras generaciones.
Insistimos en este problema de cardinal importancia científica, en el marco de los esfuerzos internacionales que ayuden a promover ambientes saludables en el planeta tierra, donde debe predominar el derecho a la vida.
