(Redacción de Bayano digital)
Al cumplirse el primer año de gobierno, la población de Panamá intenta descifrar cuál es el futuro de este país, sumido en la pandemia, y en una situación desalentadora provocada por el desplome de la economía y el empleo, y la aparición del fantasma del hambre en familias socialmente deprimidas.
El 2020 es, sin lugar a dudas un año de desafíos en materia económica, laboral, educativa, así como en el ámbito de la Salud Pública y el diseño de una política exterior digna y coherente. El vertiginoso endeudamiento externo se ha convertido, para muchos, en una señal de alarma y de reflexión.
La realidad demuestra, por un lado, el agotamiento de un modelo que privilegia lo financiero sobre lo social. Por otra parte, hay que destacar los intentos del gobierno de lidiar con la crisis y tratar de recuperar la confianza de ciudadanos que reclaman desarrollo humano y rechazan las improvisaciones.
La pandemia y sus efectos han estimulado la lucha contra la corrupción y el debate sobre el país que quieren los panameños y las panameñas. Asimismo, han encendido las luces largas en la búsqueda de consensos a favor de un nuevo pacto social y la necesaria refundación del Estado soberano.
