La Caja de Seguro Social se encuentra en medio de un debate nacional sobre el país que quiere la población. En ese debate, habrá que decidir entre el país justo y humano o el sometido y excluyente.
El proyecto del Organo Ejecutivo para reformar el sistema de seguridad social no sólo ha generado incertidumbre, sino la firme exigencia del movimiento popular para salvar el patrimonio de la nación de la avaricia de los grupos privatizadores.
Al alinearse con la clase de los propietarios privados de los medios de generación de riquezas, el equipo de gobierno se aleja del clamor de la clase trabajadora que reclama el derecho a la vida digna y a la Salud Pública.
Hoy se reconoce como un argumento falaz el prometido sacrificio del sector patronal, que pretende equipararse al sacrificio de la clase trabajadora, al aumentar en tres años la edad de retiro de la vida productiva.
Está claro que la privatización no será tolerada por un pueblo cansado de abusos sistemáticos, que ve en la seguridad social la esperanza del retiro digno para todos y cada uno de los asegurados en Panamá.