Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político
El año que finaliza (2024), presenta una realidad caracterizada por la guerra proxy en Ucrania, el genocidio de Israel contra el pueblo palestinos en Gaza y la agresión militar en el Líbano y, más recientemente, en Siria; así como otros conflictos regionales que amenazan la paz mundial.
Igualmente, el conflicto geopolítico de las grandes potencias por el nuevo reparto del mundo (mundo unipolar vs mundo multipolar) y, en el medio, pequeños Estados, como la República de Panamá que se debate entre el sometimiento imperial o la lucha por la soberanía, la autodeterminación y la independencia nacional.
En el plano político, económico y social local, la situación es muy compleja y complicada por cuanto prevalece un estado de ánimo (conciencia nacional) de «normalizar» las malas prácticas de gobernanza, que se traduce en la corrupción en las esferas del poder que ha gobernado durante los últimos 35 años.
Por ejemplo, en los pasados 25 años, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha reportado al gobierno, ganancias de la operación del Canal por más de 27 mil millones de dólares; solo en el gobierno del ex presidente Laurentino Cortizo, esa suma fue de alrededor de B/.10,000,000,000.00 (10.000 millones de balboas o dólares estadounidenses). Sin embargo, en ese largo período los gobiernos de la plutocracia corrupta y clientelar no han querido construir, ni siquiera el nuevo hospital oncológico nacional, presupuestado en su primera fase en $72 millones, de los cuales para el presupuesto de 2025 sólo se dispuso la ridícula suma de 20 millones de balboas.
En la esfera económica, los números son preocupantes. La mitad de la población económicamente activa se encuentra en la informalidad laboral, es decir más de un millones de panameños de a pie sobreviven con menos de dos dólares diarios. El 10% de personas en edad de trabajar carecen de empleo formal.
Mientras en el mismo periodo la clase de la burguesía financiera hegemónica que ha instalado en el gobierno a una cleptocracia, ha contratado préstamos por más de 50.000 millones de dólares que representan cerca del 70% de la relación Deuda/PIB. El gobierno está en crisis con un déficit fiscal de 7% y una evasión de tributos de alrededor de cuatro mil millones de dólares anuales.
La situación social es abrumadoramente excluyente en materia de servicios públicos. Aproximadamente, el 25% de la población carece de agua potable 24/7 y, en forma absoluta el 10% de los panameños más pobres. La seguridad ciudadana está ausente de las políticas públicas del Estado, verbigracia, en nuestro país, asesinan dos personas por día y dicen los entorchados de banqueta de los 4 ejércitos con nombre de servicios de Policía, que se trata de ”guerras entre pandillas” o ”ajustes de cuentas”; como si ellos no tuvieran la obligación de prevenir y evitar los homicidios de seres humanos.
Adicionalmente, al inicio del 2025, el pueblo panameño enfrentará tres grandes desafíos:
1. El primero, es el intento del «gobierno 100% empresarial» de privatizar el FONDO GENERAL DE RESERVA de la CSS e introducir medidas paramétricas, mantener cuentas individuales y aumentar la edad de jubilación en el Programa de IVM. (Proyecto de Ley 163 de 2024).
2. Segundo, la disposición del gobierno de la plutocracia corrupta y clientelar que, con el subterfugio de ”abrir para cerrar la mina de cobre”, pretende violar la Constitución y el Fallo de la CSJ, que declaró inconstitucional el Contrato Ley 406, que establecía el Contrato entre la República de Panamá y Minera Panamá, S.A. (FQM).
3. Tercero, la amenaza descarada del presidente electo de Estado Unidos, que con el chantaje de tomarse el Canal, pretende alinear al gobierno ”guabinoso” de JOSÉ RAÚL MULINO, en la disputa geopolitica del mercado global con la República Popular China; a la ”Big stick policy” (política del gran garrote) e injerencia en los asunto s internos de otros Estados; proclamada por Donald Trump.
¡Así de sencilla es la cosa!