Una armadura para combatir en defensa de la CSS

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Una armadura para combatir en defensa de la CSS

La Caja de Seguro Social (CSS) está hoy más amenazada que nunca de perder su esencia como empresa generadora de Salud, ante las sucesivas renuncias de sus directores generales, quienes aseguran haber sido amenazados de muerte. A ello se suman los escándalos de corrupción y la multimillonaria sustracción de fondos pertenecientes a millares de asegurados.

Grupos económicos que operan como mafias enquistadas en las cúpulas de poder, aprovecharon una brecha en el sistema vigente para la adaptación de un modelo de seguridad privada que privilegia la tercerización de servicios, al margen del derecho a la Salud de la población. Esos planes apuntan a la imposición de un proyecto lesivo al fundamento solidario de la CSS.

Para materializar esos objetivos contrarios al bienestar colectivo de beneficiarios regulares del sistema, las mafias que manejan el negocio de insumos han bloqueado, a lo interno de la institución, una gestión encaminada a detener los fraudes y sobrecostos en la compra y abastecimiento de medicamentos, y los aparatos de uso médico e instrumentos requeridos en los hospitales.

El despilfarro, la mala gestión de recursos económicos y onerosas concesiones realizadas a las casas farmacéuticas han convertido a la CSS en centro del despojo y apertura de vías para el ingreso de aseguradas privadas en la administración de la Salud Pública, lo que debilita y desnaturaliza los programas de Invalidez, Vejez y Muerte, Salud y Maternidad, que sirven de soporte.

Un hecho de suma gravedad es el escándalo de desfalco de más de 1.000 millones de dólares en cuotas obrero-patronales desviadas en forma deliberada en perjuicio de la masa laboral que cotiza en esa institución en crisis, mientras que se ocultan los nombres de los implicados y empresas vinculadas que se arropan en las sombras con un gran manto de impunidad.

Esa realidad perturbadora empeora ante la falta de informes actuariales exhaustivos y demanda una respuesta enérgica del movimiento sindical y las organizaciones de base que mantienen una actitud pasiva. La gente debe entender que la privatización, aupada desde altas esferas de poder, implica un retroceso y una estocada al corazón de la red de protección social.

Un bloque fuerte de organizaciones populares tiene que frenar ‒de ser necesario por la fuerza‒ al modelo neoliberal que arruinó al sector agropecuario e intenta echar mano al sistema de pensiones, servicios de energía, agua potable, Educación y transporte. Es el momento justo de desenmascarar a los representantes del capital financiero que conspiran para destruir a la CSS.

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