Un sucio negocio a perpetuidad

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Las concesiones mineras son blanco de protestas.

Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista público

Cuando a principios del siglo pasado Panamá era sometida a un Tratado del Canal a perpetuidad, quizás el concepto de perpetuo no tenía el significado que posteriormente comenzó a compenetrarse en la conciencia panameña sobre la duración infinita de una lesión sobre el territorio nacional.

Los plazos previstos en aquellos tiempos eran relativamente más largos en materia contractual. A principios de la República, las necesidades, las demandas de progreso y hasta los avances tecnológicos como la luz eléctrica y la telegrafía no fijaban una dimensión de las cosas como lo estamos percibiendo hoy día.

Sin tomar en consideración el elevado costo de la lucha contra un tratado a perpetuidad, la administración pública de los últimos años graciosamente firman acuerdos y contratos a 20 años y más, como en el caso de los puertos, sin dimensionar que los tiempos actuales son aciagos para alcanzar metas nacionales.

Para muchos panameños inteligentes, es inaceptable el enclave de una empresa minera, que introduce contaminaciones casi perpetuas y lesivas a las áreas circundantes y a cientos de hectáreas. No se puede tolerar que haya ríos y lagos atrapados en bolsones de aguas fétidas y sin ninguna utilidad. La contaminación en las áreas de explotación minera afecta al medio ambiente y a las especies silvestres. El daño ambiental no puede pagarse con todo el oro del mundo.

El contrato entre el Estado y Minera Panamá es, sin lugar a dudas, un negocio sucio cuya principal víctima es el pueblo panameño. Los perjudicados no son solamente los corregimientos de Donoso, Omar Torrijos y otros. Todo este país ha sido perjudicado por el contrato.

La publicidad abiertamente engañosa no convence a la población, cuando se afirma que vamos a recibir diez veces mas de lo que la mina pagaba por su millonaria explotación. Esto no es suficiente para Panamá. El daño ecológico lo han dejado en segundo plano en las negociaciones del convenio.

Para todos, es conocido que lo pactado inicialmente, aún desconociendo la letra menuda del contrato, es prácticamente una limosna que se consume en el pago mensual de la planilla de empleados de gobierno. Incluso, es insuficiente para poder solucionar el grave problema financiero de la Caja de Seguro Social (CSS).

La falta de un ”gobierno con pantalones”, permitió por varios años que la empresa minera explotase, a su antojo, la riqueza en el subsuelo de este país, extrayendo un mineral que la tecnología lo irá suplantando paulatinamente. Ello da pábulo a protestas de los ciudadanos indignados que cuestionan a funcionarios sin visión de Estado ni compromiso patriótico.

Es necesario aclarar que hay otros medios más racionales para mejorar la economía, desarrollando la agricultura, la industria, el turismo y el uso de la posición geográfica.

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