Medicinas y empleos, dos elementos de la propaganda engañosa

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La falta de medicinas en la CSS afecta a los asegurados. (Foto: La Prensa).

Por Alberto Velásquez
Periodista

Durante el actual período de propaganda política en Panamá, los votantes han estado escuchando una serie de propuestas de los candidatos presidenciales, unas más surrealistas que las otras, que mueven a risa y hasta dan terror.

Medicina gratis y la producción de 400.000 empleos son algunas de esas promesas descabelladas, sin ningún sustento científico, por lo cual se constituyen en propaganda engañosa dirigida a la población.

En el caso de las medicinas, por ejemplo, las propuestas electorales invitan a regresar al sistema que una vez se le llamó “farmacias subrogadas”, a través de las cuales la Caja de Seguro Social (CSS) pagaba las medicinas que no tenía en depósito. De hecho, ese mecanismo fue suspendido por el escándalo que su aprovechamiento provocó. No se ve factible en esta nueva época, en que la corrupción está en su máxima expresión.

Esa propuesta, inducida por el desabastecimiento de medicinas en la CSS, considerada como una “institución botín”, es explotada por los monopolios de empresarios farmacéuticos, que en este país juegan sin escrúpulos con la salud de los asegurados.

Administración tras administración, no solucionan el problema, voluntariamente o a propósito, por las ganancias que producen a los distribuidores, comprometiendo la adquisición de las medicinas a costos más altos, a través de la compra directa a los laboratorios con operaciones en diversos países.

Aun cuando los llamados expertos en seguridad social manifiesten lo contrario, existe la posibilidad de que el Estado compre medicinas directamente y más baratas, eliminando los desalmados intermediarios que las venden al Seguro Social hasta en un 100% por encima de su valor verdadero, en abierto desafío a la Salud.

El desgreño administrativo estriba, además, en que maliciosamente las compras de medicamentos, al igual que insumos y equipos médicos, no son programados de acuerdo a las necesidades, ya sea por región de salud, cuyas estadísticas de consumo se pueden establecer, tomando en cuenta las demandas y usos, especialmente para la atención de pacientes en estado delicado o que enfrentan enfermedades crónicas.

La propuesta de medicina gratis, a través de una receta electrónica, ha sido dramatizada por proponentes y artistas de televisión. Pero, nada más lejos de la realidad es lo que se experimenta en la institución de Salud, a menos que se intente extender la corrupción y ahorcar desde el punto de vista financiero a sus componentes.

No se ha podido resolver el problema del desabastecimiento de medicinas en la CSS, porque las mismas empresas farmacéuticas a cada rato impugnan las licitaciones en las que no son favorecidas, y hacen alianzas para competir y explotar ese negocio.

Por años, las casas farmacéuticas se han enriquecido a costilla del dinero de los asegurados. Por otro lado, los patrones no pagan la cuota obrero-patronal y son dilatados los actos públicos mientras los enfermos acrecientan su padecimiento a causa de ese desastre con impacto en las condiciones de vida.

La propuesta de medicina gratis, dizque con una receta electrónica, realmente atenta peligrosamente contra las finanzas de la CSS, pues, evidentemente, es una propaganda engañosa que utiliza a los enfermos para beneficiar a los monopolios farmacéuticos.

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