Bayano digital reproduce un comunicado de la Organización Polo Ciudadano, suscrita bajo el sugestivo título de Jugando a la democracia, en el que fórmula críticas al escenario político marcado por la democracia liberal en Panamá:
Señalaba alguien que parte del por qué no encontrábamos salida a los problemas, a la corrupción por ejemplo, estaba asociado a la poca seriedad con la que abordamos los panameños las cosas. De todo un meme, de todo un chiste, de todo una broma.
Ahora pareciera que nos cuesta esperar los momentos definidos, establecidos, señalados.
Con esto de las elecciones el 5 de mayo, ha entrado en el escenario los llamados simulacros, término que según la RAE posee varias acepciones, siendo una de ellas la idea que forma la fantasía y otra también muy aceptada, ensayo que permite identificar qué hacer y cómo actuar en caso de una emergencia, al simular un escenario real.
Anotemos estimados lectores —si los hubiera— o seguidores—si también existieran— que los sinónimos de esta palabra pasan por ficción, imitación, falsificación.
En Los Premios de Julio Cortázar (primera novela del escritor argentino publicada en 1960), se narra el viaje de un grupo de personas, ganadoras de un sorteo, en el crucero Malcolm. Lo que debería ser un viaje de placer se ve nublado por la prohibición de ir a popa, misterio que muchos de los pasajeros intentan desentrañar, tomándolo todo como si fuera un juego. A lo largo del relato, el pasado de los personajes se va dando a conocer, pero la situación de cambio con la vida anterior que propone el viaje va distorsionando sus personalidades. ¡Cuanta analogía —mi juicio— encontramos en esta obra con los pseudo debates presidenciales! y ¡con los denominados simulacros de elecciones!
¿Qué ganamos con los simulacros de elecciones? ¿Alimentar ascuas? Estar en o sobre ascuas significa estar inquieto, nervioso porque estamos esperando una respuesta, la solución de un problema, o de cualquier situación en la vida
Parte de lo paradójico del asunto, es que sin darnos cuenta, o quizás plenamente conscientes, legitimamos, con esto de los debates y simulacros, procesos electorales, ampliamente señalados y establecidos como poco democráticos.
La zoquetada mayúscula es que se sigue esgrimiendo de que el voto es secreto, sin embargo,
¿qué tanto secreto puede existir cuando caramelizamos un sector x, y, z de la población con estos simulacros, dizque para evaluar, ver, medir u observar la preferencia o tendencia de ese segmento con respecto a la oferta electoral?
Me pregunto. ¿Qué amante del cine, o de la lectura, o qué fanática de telenovelas le agrada conocer el desenlace del trama o novela que ha decido seguir en medio de su seguimiento?
Peor todavía. ¿Acaso creemos que la solución de nuestros problemas nacionales están en el menú electoral? A la sociedad panameña le auguro un gran dolor de barriga, pues 7 de los 8 ofrecen, reitero, ofrecen unicamente más de lo mismo: mololongo.