Por Rogelio Antonio Mata Grau
Docente
Los movimientos sociales han sido motores claves en la transformación política de Panamá, desde las luchas anticoloniales hasta las recientes protestas contra la corrupción y la desigualdad. Hoy, ante el agotamiento del modelo económico centrado en servicios y la crisis de representación política, los movimientos sociales se posicionan como actores estratégicos para impulsar cambios estructurales.
1. Movilización Popular y Reconfiguración del Poder Político
Reconfiguración del espacio político: Los movimientos sociales pueden articular un discurso crítico frente al modelo económico agotado, cuestionando la concentración de la riqueza y la exclusión socioeconómica. Esta articulación puede presionar a los partidos tradicionales a adoptar agendas más inclusivas o, en su defecto, abrir paso a nuevos liderazgos antisistema. Ejemplos recientes: Las movilizaciones de 2022/2023 contra el alto costo de la vida 2023 contra la mina y la corrupción mostraron la capacidad del pueblo panameño para organizarse, visibilizar demandas y poner en jaque a la clase política.
2. Construcción de Poder Popular y Alternativas Económicas
Economías solidarias y cooperativas: Los movimientos sociales pueden impulsar proyectos de economía social que desafíen el modelo extractivista y financiero. Por ejemplo, cooperativas agroindustriales o redes de comercio justo que promuevan la producción local y reduzcan la dependencia externa.
Reivindicación del territorio: En territorios indígenas y rurales, la resistencia al extractivismo minero y logístico puede articularse en torno a propuestas de soberanía alimentaria y gestión comunitaria de recursos.
3. Democratización del Estado y Reforma Fiscal
Presión por justicia fiscal: Los movimientos pueden demandar la eliminación de exenciones fiscales a multinacionales y la implementación de impuestos progresivos sobre el capital, orientados a financiar políticas sociales y proyectos productivos locales.
Participación ciudadana en la toma de decisiones: Exigir mecanismos de democracia directa —como consultas populares y referendos— para validar grandes proyectos de inversión o reformas económicas.
4. Estrategias de Incidencia Política
Articulación intersectorial: Unir a sindicatos, estudiantes, comunidades indígenas y movimientos feministas para construir una plataforma unitaria que trascienda demandas sectoriales y proponga un nuevo pacto social.
Control social y auditoría ciudadana: Impulsar observatorios ciudadanos que monitoreen la gestión pública, expongan actos de corrupción y presionen por reformas institucionales.
5. Desafíos y Oportunidades
Fragmentación interna: Los movimientos sociales panameños deben superar la dispersión y la falta de coordinación estratégica para consolidarse como una fuerza política transformadora.
Represión estatal y cooptación: El Estado podría intensificar la criminalización de la protesta y la cooptación de liderazgos mediante prebendas políticas o cargos públicos.
Conclusión:
En un contexto de crisis política y económica, los movimientos sociales en Panamá tienen la oportunidad de articularse como un actor estratégico para reconfigurar el proyecto nacional. La clave estará en trascender la protesta puntual y construir plataformas políticas capaces de plantear alternativas al modelo económico agotado, democratizar el Estado y promover un desarrollo económico inclusivo y soberano