A continuación, Bayano digital reproduce el texto de un comunicado suscrito por profesionales e intelectuales panameños quienes rechazan el intervencionismo del gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en los asuntos internos de la República de Panamá.
Al respecto, los firmantes del documento exigen al presidente de Panamá, José Raúl Mulino, que revele a la población panameña los alcances de los asuntos tratados y negociados con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio:
Horas después de la visita de Marco Rubio a Panamá, el presidente Trump reiteró públicamente que, si bien se llegó a algunos acuerdos, no está contento con lo que está pasando en Panamá, insistió en la presencia China en nuestro país y anunció que el viernes 7 de febrero, cerca de las 3 de la tarde, hablará por teléfono con el presidente Mulino.
¿A qué acuerdos se refirió Trump? ¿Sobre qué asuntos “conversará” con el presidente Mulino? Los temas conversados y los resultados preliminares que se hicieron públicos tras la reunión con Rubio –que el presidente Mulino caracterizó como “altamente respetuosa y cordial” y donde le dijo que “la soberanía de Panamá no está en cuestión”– contradicen esta última afirmación.
En los medios de comunicación internacionales existe suficiente información para concluir que los objetivos estratégicos del presidente Trump son: (1) eliminar la presencia china y sus inversiones en Panamá, sustituyéndolas por inversiones provenientes de los amigos multimillonarios que contribuyeron a su triunfo electoral, y (2) convertir a nuestro país en vertedero de los emigrantes expulsados de Estados Unidos que luego serían repatriados a sus países de origen.
Entonces, podemos comprender por qué el presidente Mulino afirma que Trump está más preocupado por nuestros puertos que por el Canal, como, también, la afirmación del Contralor General Anel Flores hace sobre Panama Ports calificándola como “un enclave colonial que reemplazó a los norteamericanos”, en declaraciones realizadas el 15 de enero previas a la Toma de Posición de Donal Trump.
En 2017, en entrevista realizada en NEX TV, José Raúl Mulino se refirió a la apertura de relaciones con China con las palabras siguientes: “Yo respaldo la apertura de las relaciones económicas y políticas con China…Estados Unidos cuestiona la decisión soberana, que en efecto los es. La decisión de Panamá es una decisión soberana de Panamá que se tiene que respetar”. Esa vez él sostuvo lo correcto.
Sabemos que la preocupación de Estados Unidos por su seguridad nacional y por prevalecer como la primera superpotencia mundial, están por encima de su respeto a la soberanía de Panamá.
Ofrecerle el aeropuerto de Metetí para la repatriación de emigrantes indocumentados, sería iniciar la militarización de la frontera y el establecimiento de una base militar norteamericana encubierta. La auditoría financiera a los puertos crea sospechas acerca de un arreglo previo con Trump para contentarlo o, peor aún, puede interpretarse como un gesto de sometimiento no solicitado. Lo mismo sucede con la no renovación del memorando de entendimiento sobre la ruta de seda con la República Popular de China.
¿Para qué nombrar un equipo técnico de la Administración del Canal de Panamá que converse con su “contraparte” norteamericana? Será para demostrar que China no controla el canal y proponer la fórmula para privilegiar a los barcos con bandera norteamericana sobre los otros clientes del Canal de Panamá.
Para el presidente Mulino la visita de Rubio “abre un camino para construir una nueva etapa de relaciones y tratar de que se incrementen las inversiones de los Estados Unidos en Panamá”. ¿Una nueva etapa neocolonial? Las amenazas y demandas de Trump violan el derecho de Panamá a aprovechar soberanamente su principal recurso natural, que es su posición geográfica, así como de establecer relaciones comerciales y políticas de acuerdo con quien Panamá decida, según los mejores intereses de la nación.
Y estos dos derechos constituyen parte fundamental de la soberanía de cualquier país.
Hacemos notar que el presidente Mulino ha privilegiado la vía bilateral para enfrentar la crisis. No ha convocado a la nación, ni al concierto de las naciones, para defender juntos la agresión a nuestra soberanía.
Creemos necesario autoconvocarnos todos los sectores nacionales para evaluar el momento.
La gesta heroica del 9 de enero de 1964, nos marcó el camino patriótico que logró la soberanía total de nuestro país con los Tratados Torrijos-Carter. Sabemos que tenemos temas internos urgentes, largamente pospuestos, por atender y solucionar; pero hoy es imperativa la unión de todos los patriotas panameños para enfrentar las descabelladas amenazas e imposiciones de Donald Trump y convocar la solidaridad de todos los pueblos y gobiernos del mundo que sólo esperan nuestro llamado para solidarizarse nuevamente con Panamá.
Suscriben:
Piedad Álvarez Maestre
Teresita Yaniz de Arias
Marcel Salamín Cárdenas
Bárbara Bloise
Elvira Julia Weiss de la Guardia
Orlando Acosta Patiño
Dora Arosemena
Helena Carrasco
Raisa Banfield
Rómulo Castro
Nils Castro
Mariblanca Staff Wilson
Fernando Martínez
Emilio Doens
Jorge Enrique Alvarado Real
Rafael Candanedo
Boris Bloise
Mariela Sagel
Julia del Carmen Regales
Lourdes Lozano
Rubén Darío Murgas Torraza
Ramiro Guerra
Elixandro Ballesteros
Manuel Orestes Nieto
Guillermo Puga
Miguel Ángel Cañisalez
George Kourani
Alondra Badano
Alfredo Oranges Bustos
Orcila Constable
Sixta Díaz
Joaquìn Ayarza
Genaro Villalaz
José Belarmino Sànchez
Leonardo Kam
Fausto Palacios
Ámbar Moreno Cárdenas
Ligia Castro
Ricardo Bermúdez
José de Jesús Martínez (che che)
Doris Zapata
Alfredo Oranges
Samuel Buitrago
Ricardo Aguilar Navarro
Luis Prescott
Héctor Alemán
Ana María Pinilla V.
Mixela Sànchez
Virginia de Prescott
Vitelio De Gracia Perigault