IFARHU, institución que decepciona y avergüenza

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Jóvenes en la tramitación de becas del IFARHU.

Por Alberto Velásquez
Periodista y primer director de Relaciones Públicas del IFARHU

Cuando el periodista y escritor Eduardo Ritter Aislán, y el profesor Diógenes Arosemena tecleaban las teclas de la máquina de escribir mecánica, porque todavía no había máquinas de escribir eléctricas, se produjo un momento trascendental. De la labor mecanográfica de ambas figuras surgió un proyecto de ley para aprovechar el talento de jóvenes sobresalientes y garantizar la formación de los profesionales y los técnicos que requería Panamá.

Fue así como se plasmó sobre papel el proyecto de la creación del Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (IFARHU), que ayudaría a los jóvenes a continuar los estudios con el beneficio de becas y el soporte del Estado.

Los intelectuales que dieron forma a esa iniciativa nunca imaginaron el desorden, el despilfarro y el giro clientelista y corrupto que envuelve hoy al IFARHU, tras el estallido de escándalos que socavan las bases de esa institución destinada a promover a la juventud estudiosa y el desarrollo social.

Eduardo Ritter Aislán ocupó el cargo de ministro de Educación, durante la administración del presidente Marco Aurelio Robles, mientras que Diógenes Arosemena era catedrático en la Universidad de Panamá. Ambos pensadores fueron conscientes de que las becas concedidas por organismos internacionales y países amigos eran conferidas sin discreción y algunas hasta se perdían en medio de una madeja burocrática

Por ello, fue oportuna la decisión de crear una institución para rescatar y aprovechar el potencial de estudiantes con buenas notas escolares y ayudarlos con becas y préstamos, con el objetivo de que pudiesen continuaran sus estudios.

Lamentablemente, esos buenos propósitos han sido distorsionados. El IFARHU es una institución desacreditada, un monstruo burocrático que no puede dar explicaciones sobre sus errores y la defraudación en el manejo de obligaciones para solventar la producción educativa en este país.

Contrario a los objetivos que le dieron origen, después del conocido millonario despilfarro y los apoyos económicos sin control a elementos allegados al poder, el IFARHU luce como una deteriorada institución de desenfreno.

Voces de alarma han surgido tras los escándalos en el manejo del programa de becas. Además, es decepcionante ver un escenario de corrupción y de impunidad en las ultimas administraciones públicas.

La situación del IFARHU, que todavía no se esclarece, no es menos aborrecible que los casos de pinchazos telefónicos, los turbios contratos de comida deshidratada, los arreglos con las empresas Impregilo y Finmeccanica, el Programa de Ayuda Pan, Cobranzas del Istmo, supuestos sobornos en la adquisición de los softwares para la Caja de Seguro Social, el fallido proyecto de Riego de Tonosí, Blue Business, Odebrecht, los llamados a juicio de ministros y funcionarios de alto nivel por blanqueo de capitales, y otros casos judiciales graves.

Lo deseable sería que el IFARHU recupere su imagen de dinamismo y transparencia, y cumpla los nobles objetivos que le dieron origen y forma.

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