Fracaso de la oferta neoliberal al desnudo. Editorial del 8 de enero

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Sumidos en un malestar colectivo ante el vertiginoso declive del sector agropecuario y agroindustrial, y la pérdida de dinamismo de la economía, los panameños observan con alarma la rápida desestabilización del Estado por parte de las elites que representan al capital financiero y son responsables de las políticas de saqueo, ultraje y despojo de los bienes patrimoniales de la Nación.

La situación de persistente deterioro responde a la aplicación de un modelo instaurado por la cúpula gobernante. Difícilmente, será sometido a cambios en el quinquenio venidero, debido a su matriz de naturaleza excluyente. Ese modelo privilegia la subordinación del Estado a intereses foráneos, la venta de tierras canaleras y la agroimportación, lo que, de hecho, frena al sector laboral.

El gobierno que terminará su mandato tras las elecciones del 5 de mayo de 2’19, no ha hecho otra cosa sino demostrar, a través del manejo torpe de la administración pública, la esencia del modelo de corte neoliberal. En cinco años de gestión oficial, disparó hacia arriba los nieles de endeudamiento, degradó a las capas medias de la población y politizó al maltrecho sistema de Justicia.

La mayoría de la población compara los resultados de la gestión oficial con otras administraciones y reconoce que el mandato panameñista ha sido uno de los peores en la historia reciente. Sin embargo, esa misma mayoría no alcanza a entender que el libreto adoptado en el sistema presidencialista tiene un origen común; el injusto modelo neoliberal que confronta a la población.

Para poder garantizar equidad y justicia social, los sectores sociales panameños deben derrotar al neoliberalismo y las bases que lo sustentan, y crear las condiciones necesarias para generar un clima de participación democrática en un país empujado al enfrentamiento. En ese proceso será necesario construir nuevos liderazgos y definir un rumbo de participación ciudadana,

Es necesario advertir que ante el fracaso del neoliberalismo y el gobierno de derecha al que se le acaba el calendario, urge el diseño de una propuesta de amplia base social, para recuperar el terreno perdido por los sectores progresistas y devolver al Estado los bienes que han sido arrebatados en forma dolosa. Más que un compromiso político, es una necesidad vital para el país.

Sin duda, el nuevo gobierno que emerja de las urnas en los comicios generales del 5 de mayo, encontrará un panorama político de mayor complejidad que el actual y deberá decidir entre seguir pautas neoliberales amarradas a pactos leoninos, o enaltecer el carácter social de un proyecto liberador. Esa decisión clave ayudará a elegir entre la represión brutal e insensata, o la paz.

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