Las evidencias científicas confirman que desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático. En ello ha influido la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, pero también la rápida deforestación de las selvas tropicales.
El modelo económico neoliberal que privilegia el lucro sobre las necesidades de millones humanos ha sido clave en el rápido deterioro del ecosistema, que se percibe en zonas explotadas y degradadas.
Hoy, la humanidad se siente atrapada en la trampa global de la cultura del derroche en la que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano y sustancias volátiles generadas por industrias contaminantes.
En Panamá, se requiere una nueva arquitectura para enfrentar la ola de calor o las intensas lluvias. No bastan las leyes aprobadas ni la ridícula siembra simbólica de plantones en parques arruinados o desprovistos de mantenimiento.
Activistas ambientales exigen que sea cumplido el Decreto Ejecutivo No. 3 del 8 de junio de 2023, que adopta la Política Nacional de Cambio Climático 2050, y demandan la efectiva defensa del patrimonio nacional para aumentar las fortalezas ante los retos venideros.
