¡Despierta Panamá! Te están saqueando

Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista público

Recientes acontecimientos vinculados al quehacer público, como la expectación de un nuevo contrato minero, los “auxilios económicos“ a personas vinculadas a personajes con poder económico y político, y la espada de Damocles sobre la nuca de cientos de miles de jubilados cuando se acaben los fondos destinados al programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), son elementos que perturban la paz social y nos están llevando hacia un vacío difícil de eludir.

El anunciado, pero aún no formalizado contrato entre el Estado y Minera Panamá, es inconstitucional. Desde el principio, le han permitido a esta empresa extractivists saquear miles de millones de dólates nuestros recursos minerales. Saqueo, robo, latrocinio, o como quiera llamársele, evidentemente perpetrado debido a la complicidad de un gobierno que no tiene la “personalidad”, como dijera una colega periodista, para afrontar con fuerza y valentía una decisión de respeto y conservación de las riquezas naturales de Panamá..

Precisamente, ello ocurre en momentos en que son necesarios los dineros involucrados en estos saqueos, para el desarrollo de proyectos sociales.

Por su parte, en el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de los Recursos Humanos, el IFARHU, se desconoce la totalidad de dineros regalados con la excusa de “auxilio económico”. Los recursos destinados a grupos privilegiados alcanzan millones de dólares. Fueron pagados con nuestros impuestos y pudieron haberse traducido en oportunidades para jóvenes talentosos que viven en la po reza.

Es una vergüenza nacional la respuesta de los administradores gubernamentales sobre el despilfarro realizado a espaldas del Órgano eEecutivo, que cándidamente dice desconocer.

La Caja de Seguro Social (CSS) , una noble institución que a lo largo de su historia ha sido botín de una serie de pésimas administraciones en componenda con poderosos políticos, es blanco de graves afectaciones que hoy día repercuten en sus finanzas. Esta situación, así como el hurto cometido por patronos inescrupulosos que retienen las cuotas obrero patronales, que suman millones de dólares, ha puesto sobre la balanza una disputa entre trabajadores y empresa privada sobre el destino de la primera institución de salud del país.

La escalada interminable de préstamos y financiamiento internacional para pagar planillas, es el equivalente a hipotecar el país por varias décadas. En ese sentido, hay que denunciar un proyecto de ley de incentivos al turismo, del cual se beneficiaría un grupo privilegiado receptor de bonos fiscales negociables, con valor de millones de dólares.

Una gobernanza zigzagueante, sin brillo patriótico, genuflexa ante los poderes fácticos, predicen un futuro incierto para el panameño, que debe despertar, hacerse vigente, para no perecer en medio de un país fallido.