Por Jairo H. Pertuz S.
Periodista
¡Oh, Dios, tú que me das la vida, que me permites disfrutar el amanecer y la salida del sol, que me permites ver y disfrutar los días de invierno, verano y todas las estaciones del tiempo, que nos permites ver el esplendor de los espacios, la naturaleza y los mares! ¡Oh, Dios, que me permites respirar, disfrutar el viento, la lluvia y los ríos en su cantar!
¡Oh, maravilloso Dios, que nos das salud y vida, que nos regalas ojos, cabello, brazos amorosos y cálidos, piernas y órganos maravillosos! No permitas que malgastemos o destruyamos tantas maravillas.
¡Permítenos y ayúdanos a entender y valorar la vida y todo cuanto ella nos ofrece… árboles, arena, manglares, peces, selvas y montañas ¡… ¡Ayúdanos, oh Dios! ¿Por qué despreciamos tanta hermosura? ¿Por qué no disfrutar del amor y la amistad en lugar del odio, los resentimientos, las guerras y los bloqueos criminales? ¿Por qué la envidia y la opresión, las invasiones y la corrupción?
¡Oh, Dios ayúdanos a ser hermanos y no fieras insensatas y dominantes. Tú nos lo dejaste todo para todos. Señor: ayúdanos a valorar la vida y sus tesoros, sin mezquindades ni robos.
¿Por qué el desamor, cuando no existe un sentimiento más bello y puro? Todo lo vivido es un ramo de rosas para el alma. Ilumínanos para que se desarrolle el canto y las artes, el pensamiento y.los valores y principios que nos indicaste.
¡Oh, Dios, salva a tu humanidad de las redes destructoras, de los depredadores! ¡Oh, Dios, danos claridad y sabiduría para que impere la verdad y tu justicia!
¡Qué mi silencio, cuando me llames, sea la voz que les lleve siempre a los humanos un mensaje de paz, amor y justicia!
