Varela perdió su oportunidad, por lento

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Juan Carlos Varela dirigió un gobierno de lentos. (Foto: La Prensa/Jorge Fernández).

Por Alberto Velásquez
Periodista

El nombramiento de los Magistrados a la Corte Suprema de Justicia ha vuelto al tapete, pero esta vez con matices que fortalecen aún más la característica de oportunista y superlento del Presidente de la República, Juan Carlos Varela.

El mote de “Tortugón”, objeto de cientos de caricaturas y comentarios contra el presidente, lo evidencia patéticamente con las demoras exageradas en la postulación de candidatos a la Suprema Corte, y a otros estrados.

Pero, en esta ocasión, es notorio el hecho de que no sólo ha retrasado las postulaciones, sino que lo hace con premeditación y alevosía, a pocos días del cierre normal del Órgano Legislativo, presionándolo. Ello ocurre, además, a pocos meses de terminar su accidentado mandato, rodeado de escándalos.

Juan Carlos Varela fue el más sorprendido en las últimas elecciones. Estaba convencido de que llegaría de último, según pronosticaban las encuestadoras más prestigiosas. Pero demostró, desde el primer momento, que era demasiado parsimonioso en la selección de sus ministros. Demoró en hacerlo angustiosamente.

También fracasó en el intento de nombrar a dos juristas de su confianza como magistradas, pretendiendo colar en la máxima instancia judicial de Panamá a algunas adeptas, para bloquear futuras implicaciones judiciales.

Meses después, con el argumento de que es su responsabilidad constitucional, al borde de su salida del gobierno, pretende hacer lo mismo, con una imagen marcadamente deteriorada, buscando tablas de salvación a los juicios que lo incriminaran a futuro.

En efecto, aun cuando tiene la potestad de proponer candidatos de listas ajenas o propias, a nadie escapa que intenta una última jugada para blindarse, después de fracasar rotundamente en su gobierno de “El Pueblo Primero”.

Varela perdió la oportunidad de su vida para rescatar el país de las fauces en que la dejó el anterior presidente Martinelli. Pudo haber realizado un gobierno de maravillas, castigar a los delincuentes involucrados en actos de corrupción, pero no lo hizo. El poder lo mareó, y quedó enmarañado en el miasma creado por quienes lo precedieron en la jefatura del Órgano Ejecutivo.

Ana Lucrecia Tovar y Zuleyka Moore, dos recomendadas de Varela, no tuvieron el visto bueno parlamentario. (Foto: La Prensa).

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