Sobre mi poesía taoísta en décimas “Amar para no morir“

Por Julio Yao

Las décimas, “Amar para no morir” son espinelas “de línea”, donde cada estrofa termina con el mismo verso: “Amar para no morir“.

Son taoístas porque reflejan el Tao, principio expuesto por Lao Tsé, contemporáneo de Confucio (siglo V a.C). El Tao explica que todo está relacionado en forma contradictoria, el Ying y el Yang: el blanco y el negro la mujer y el hombre, la luz y la oscuridad, el débil y el fuerte, etc.

En pocas palabras, la Dialéctica, que siglos más tarde los filósofos griegos “descubrieron”, sin la riqueza conceptual de Lao Tsé. Carlos Marx la tomó de los griegos (Epicuro) y la expuso con mayor claridad dentro del Materialismo Histórico.

Mi poema en décimas revela que quien ama no muere: sigue viviendo en sus hijos y sus obras; en la sociedad objeto de su amor; en los animales que criamos y educamos; en las plantas; en el recuerdo de nuestros alumnos que absorbieron nuestras enseñanzas y en quienes nos aman.

También las décimas explican que el universo es el todo, y que ese todo “se derrama por los bordes”. Esto es verificado por las ciencias actuales, que enseñan que el universo no solo se mueve sino que se desplaza en un vacío. Nuestra existencia nace de una rama del universo.

En mi poesía, el amor es el lubricante de las relaciones familiares y sociales; de la humanidad y la naturaleza y, por esa razón, es vital seguir amando para aceitar toda la maquinaria social, natural y cósmica. De allí se desprenden el amor de padres e hijos, de amantes y cónyuges, de nosotros mismos hacia los pobres y desdichados.

El capitalismo atenta contra el amor al prójimo y la Naturaleza. Por eso mismo, no se puede atacar al marxismo sin atacar también a Lao Tsé. Mi poesía es taoísta y compatible con el marxismo.