Reelección de José Ayú Prado pone en entredicho a la Justicia

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Reelección de José Ayú Prado pone en entredicho a la Justicia

La reelección del presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), con el voto de los dos magistrados nombrados por Varela, abre, aparentemente, una ventana de la negociación (por chantaje) con Martinelli, para evitar el colapso de los factores reales de poder que acumularon fortunas (aún no investigadas) en Panamá.

El expolio brutal fue ejecutado a la sombra de la corrupción en el quinquenio pasado y tuvo efectos sobre el sistema bancario, debido a la flexibilización de controles que derivó en casos de “blanqueo de capitales” y el desvío a cuentas particulares de fondos de la administración pública.

Hace 18 meses, el 6 de mayo de 2014, el presidente Juan Carlos Varela, demandó que los funcionarios que no han defendido los intereses del Estado (entre ellos el magistrado José Ayú Prado) renunciaran al cargo en ese órgano del Estado.

A partir de ese momento, se propició el despliegue mediático de las denuncias de supuestos actos de corrupción contra altos funcionarios del gobierno del presidente Martinelli y algunos los magistrados de la CSJ, que llenaron los titulares de los periódicos bajo la consigna ¡caiga quien caiga!

En este contexto, no era predecible que fuese reelecto como presidente de la CSJ el magistrado Ayú Prado, quien acumula el mayor número de querellas y denuncias ante la Asamblea Nacional, por supuestos delitos contra la administración pública y corrupción de servidores públicos.

Con esa reelección, se evalúa la estrategia anticorrupción, empleada por la administración Varela (calificada como un fracaso en la carta abierta de Martinelli), que desconoció uno de los principios del arte de la guerra de Sun Tzu: “un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después”.

La alerta azul fue notificada por el magistrado Harry Díaz a la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL), el 9 de octubre. La declaración en rebeldía fue resuelta el 11 de diciembre por el Juez de Garantía magistrado Jerónimo Mejía y la orden de detención provisional fue emitida por el Pleno de la CSJ el 22 de diciembre. Asimismo, hay más de una decena de acusaciones acumuladas contra el ex presidente, que solamente tuvieron efectos mediáticos y limitados resultados jurídicos.

El equipo legal de Martinelli obstaculizó con recursos y maniobras dilatorias, los procesos contra de Martinelli. Para ello, siguió a Sun Tzu y despliega su defensa como “una operación militar, preparada con la pericia de una serpiente veloz, que contraataca con su cola cuando alguien le ataca por la cabeza, contraataca con la cabeza cuando alguien le ataca por la cola y contraataca con cabeza y cola, cuando alguien le ataca por el medio”.

En sentido contrario, la estrategia transaccional del gobierno y de los factores reales de poder, que buscan fortalecer su alianza en la CSJ para enfrentar a Martinelli, intentan desplegar la pericia negociadora que recomienda Sun Tzu: “siempre deja una salida al enemigo, porque si le cierras todas, se verá obligado a pelear hasta la muerte y quien está dispuesto a luchar hasta la muerte te puede matar”.

En este contexto, es cuestionable que los magistrados, quienes recientemente asumieron el cargo y juraron actuar con independencia, presuntamente estén involucrados en la maniobra política que llevó a su colega Ayú Prado a la reelección, lo que supone que sus votos futuros no se darán con la libertad y la transparencia que conlleva el cargo que ocupan.

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