Pierde la derecha en Chile

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Movilización popular en Chile. (Foto: El Mostrador).

Por David Carrasco Director de Bayano digital

Los sectores conservadores en Chile y en el vecindario latinoamericano tendrán que empezar a lidiar con un nuevo escenario latinoamericano, definido por el declive de las fuerzas derechistas en el poder que parecían invencibles. 

En el proceso electoral realizado el fin de semana, hay una lectura de datos que revelan una clara derrota oficialista en las urnas, que los nostálgicos y frustrados perdedores adjudican a la polémica gestión del presidente Sebastián Piñera.

Sin embargo, fue el propio Piñera quien admitió la derrota del oficialismo en las elecciones de alcaldes, constituyentes, concejales y gobernadores, afirmando que los resultados de los comicios significan «un mensaje para el Gobierno y para las fuerzas políticas de los partidos tradicionales».

El pacto Vamos por Chile, que agrupa a los partidos oficialistas, de centroderecha y de derecha, no logró conseguir un tercio de los miembros de la Convención Constituyente (eventualmente, sólo obtendría 39, de los 52 que necesitaba). Además, perdió importantes carreras como la gobernación de la Región Metropolitana, que alberga a Santiago.

Por otra parte, los candidatos de oposición y aquellos sin militancia triunfaron principalmente en las elecciones de convencionales y de alcaldes, lo que es un hecho novedoso en el espectro político.

«Es nuestro deber escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente, y además esforzarnos y hacer todo lo que sea necesario para interpretar y responder mejor a las demandas», afirmó Piñera en conferencia de prensa.

Nuevas fuerzas escenarios

Más allá de la euforia por los resultados electorales, es necesario analizar con detenimiento lo ocurrido. De hecho, el diario chileno El Mostrador sostiene que a las debacles en la Convención Constitucional y los comicios para gobernadores regionales, se sumó la pérdida de varias comunas emblemáticas que dominaban grupos tradicionales.

Los casos más notables fueron Santiago –que por primera vez quedará en manos del Partido Comunista–, además de Maipú y Ñuñoa en la Región Metropolitana, y Viña del Mar en la Región de Valparaíso.

Se estima que el gran ganador fue el Frente Amplio, que se instaura como una fuerza municipal, pese a no tener un porcentaje abultado de votación en el ámbito nacional.

Las cifras demuestran, además, el poderío electoral de los independientes, cuya agenda guarda distancia con los viejos partidos políticos que no renovaron sus propuestas. Este voto diferenciado terminó hundiendo a la derecha en las consultas públicas celebras el fin de semana en Chile y son un aldabonazo para otros países de la región resistentes al cambio.

Sin duda, esas jornadas electorales pasarán a la historia de la política chilena como los días en que fue decretado oficialmente el certificado de defunción del “partido del orden”, integrado por las colectividades de la ex Concertación y de la derecha que –tras el retorno a la democracia– mantuvo por décadas el poder, y que fue arrebatado tras un complejo proceso iniciado el 18 de octubre de 2019, con no pocas dificultades planteadas por la represión.

Un reflexión final sobre Chile, indica que la población, agobiada por la asfixiante realidad económica que deja el neoliberalismo y la crisis de la Salud, ya no quiere más de lo mismo, y espera que a través de una nueva Constitución sus derechos sociales y económicos sean verdaderamente respetados.

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