Origen de protestas sociales en Cuba

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Por José de la Rosa Castillo / Analista de Política Internacional del Colectivo Bayano

En menos de lo que canta un gallo, como indica el refrán popular, los medios de comunicación globales y los de Panamá, que todo lo repiten, inundaron las redes sociales y las planas noticiosas con un supuesto “estallido social” en La Habana.

Muchos recordarán a voceros de la Policía Nacional, enviando un comunicado en el que se aplaudía la represión ejecutada por sus colegas uniformados en Colombia, contra el movimiento social de ese país.

En otro momento, analizaremos el comportamiento de doble rasero internacional, adoptado por algunos medios de comunicación (o desinformación) sobre hechos de impacto o de gran interés noticioso.

Lo cierto es que Cuba, al igual que otras naciones del mundo, está afectada por la pandemia de Covid-19 y la crisis global. En el caso de esa nación caribeña, la situación es más notoria, debido al recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero ordenado por Estados Unidos.

Recientes hechos violentos acaecidos en esa Isla del Caribe, son parte de un guión bien elaborado y puesto en práctica por quienes durante 60 años pretendieron revertir el proceso revolucionario cubano. Hasta ahora, esos intentos han fracasado y fueron frustrados con rapidez.

La cruzada contra Cuba fue activada, aprovechando circunstancias generadoras de escasez y dificultades en la población cubana, entre ellas las 240 medidas aplicadas por la administración del ex presidente estadounidense Donald Trump, para recrudecer el bloqueo en medio de la pandemia causada por el Covid-19.

En un escenario económico y sanitario endurecido, es comprensible que las personas expresen malestar. Lo que llama la atención de las reyertas callejeras, es la violencia y virulencia excepcionales de la protesta, sumado a actos de vandalismo.

Todo apunta a que el llamado “estallido social” es una creación mediático-política, una especie de intervención digital desarrollada contra Cuba por los círculos más retrógrados del gobierno de Estados Unidos. Washington no entiende que el cubano no mancilla a su nación y es capaz de defenderla ante un inminente peligro.

Es censurable que el gobierno de Estados Unidos utilice herramientas de alta tecnología y mentiras para generar graves desórdenes, inestabilidad y protestas en Cuba, golpeada por el bloqueo.

El pueblo y las autoridades cubanas han sostenido en más de seis décadas un diálogo permanente con la población. A través de ese diálogo, han sido ventilados problemas concretos en las comunidades, sobre la base de un compromiso social y solidaridad que trasciende fronteras.

El terrorismo mediático ha sido enfrentado con valentía, coraje y sin miedo, afirmó el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Pero, el pueblo cubano y sus líderes reconocen que el camino a seguir es el de la armonía, la unidad, la responsabilidad, la solidaridad y el amor frente a la campaña de mentiras, amenazas, difamaciones e instigación al asesinato, lanzadas desde las redes sociales.

Cualquier análisis sobre Cuba no puede desconocer la difícil realidad que le impone a ese país el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, y cuyos orígenes se remontan a la década del 60 del siglo pasado.

Lester D. Mallory, vicesecretario de Estado, asistente para Asuntos Interamericanos, decía en aquellos años: “La mayoría de los cubanos apoya a Castro…el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales…hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba…una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre , desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Más claro no canta el gallo.

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