Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político
El diseño de la geopolítica imperialista estadounidense en el marco del nuevo reparto del mundo, la lucha por la hegemonía global y el diferendo comercial con la República Popular China, anunciada en la toma de posesión del presidente número 47 de la Unión, Donald Trump, que afecta directamente los intereses del Estado panameño, ha creado una enorme confusión, particularmente, por parte del gobierno de la plutocracia corrupta y clientelar y el oligopolio mediático del poder económico en Panamá.
En ese contexto, nos encontramos hoy con que el debate sobre el carácter histórico del transitismo en este país, no ha sido culminado de la mejor manera para el proyecto de Nación. Desde el descubrimiento del continente americano hasta nuestros días, el Istmo de Panamá se convirtió en eje central o ruta del descubrimiento, primero, y luego, para el desarrollo comercial de los colonizadores y de los Estados nacionales que surgieron de las luchas independentistas, particularmente, para los Estados Unidos de América, hasta lo que es hoy, el ”conglomerado marítimo” y hope logístico internacionales de Panamá, con grandes perspectivas de desarrollo nacional, de cara al comercio mundial.
Sin embargo, la oligarquía dominante en Panamá, ha confundido la forma -retórica mendaz de Trump-, con el fondo del diferendo, esto es, la política de hegemonía global, donde el Canal de Panamá juega un papel estratégico.
A partir de ese equívoco y del carácter elitista del gobierno (en el que no se toma en cuenta a los ciudadanos y, en general, a todos los panameños) la línea de defensa trazada por la clase hegemónica local, es la de tratar inútilmente de ”racionalizar” las mentiras de Trump. Es decir, creer que se le puede hacer entrar en razón a través del desmentido.
El mecanismo, además, de excluyente, es erróneo, por cuanto desvirtúa el verdadero propósito del ”destino manifiesto”, puesto en marcha por el imperialismo norteamericano en Pleno siglo XXI.
En conclusión, la docencia patriótica para fines de justificar y empoderar de argumentos veraces sobre el destino transitista está más que justificada; pero, para enfrentar el hegomonismo imperialista estadounidense es una equivocación estratégica, pues, no se trata de combatir la retórica mendaz de Trump, sino su política imperialista.
En consecuencia, el método correcto de abordar la crisis existencial de la República, que nos plantea el desafío imperialista estadounidense es, sin duda alguna, la UNIDAD NACIONAL Y LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL, a través de la construcción del instrumento democrático de participación ciudadana de la UNIÓN NACIONAL DE DEFENSA DE LA SOBERANÍA Y DEL CANAL (UNADESOC).
¡Así de sencilla es la cosa!