Panamá tiene un viejo sueño y una justa aspiración: convertirse en un país del primer mundo y ser un puente de oportunidades para los pueblos del litoral Caribe y de la vertiente del Pacífico.
Sin embargo, una de las mayores falencias que frena ese anhelo, es la errática política ambiental en la recolección, clasificación, tratamiento y destino final de los desechos sólidos en los principales centros urbanos y semi urbanos en este país.
Los incendios en vertederos de basura a cielo abierto son prueba fehaciente de la falta de una estrategia ambiental y en materia de Salud Pública para procurar municipios sostenibles y seguros.
La organización es clave para encarar las deficiencias señaladas. Es deber de las autoridades y de los institutos de investigación de las Universidades encarar este problema y generar soluciones duraderas, con miras a disponer de ambientes saludables y libres de contaminantes.
Café Bayano insta a los panameños a apostar por decisiones que impidan la contaminación con dioxinas, furanos, humo y la dispersión de sustancias tóxicas y volátiles derivadas de la combustión prolongada y el manejo deficiente de toneladas de desechos en este país.