Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista público
La elección del próximo presidente para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), representa una clara decisión del actual gobierno estadounidense de extender su hegemonía económica sobre América Latina, que da muestras de doblegar su soberanía en medio de los efectos de la pandemia que la azota.
Mauricio Claver-Carone, un cubano nacionalizado norteamericano, apalancado por el senador republicano Marco Rubio, quien se desempeña como asistente adjunto del presidente Donald Trump y director senior de Asuntos del Hemisferio Occidental, ha sido propuesto para ocupar la Presidencia del BID, con la aprobación genuflexa de un grupo de gobiernos. La postulación de ese agente contó con la aprobación apresurada del presidente de Panamá, sin que se explicase por qué renunció a la candidatura panameña.
Desde sus inicios, el BID fue dirigido por un latinoamericano. En su orden, estuvieron al frente economistas originarios de Chile, Brasil, Uruguay, Colombia, México y, actualmente, un colombiano, Luis Alberto Moreno.
Un antiguo acuerdo no escrito, promovido por el presidente estadounidense Dwight David Eisenhower, indicaba que el BID fuese dirigido siempre por un latinoamericano. Sin embargo, ese acuerdo ha sido irrespetado por el presidente Donald Trump, con intenciones de arrodillar a los países latinoamericanos, como parte de su permanente conducta racista en contra de los habitantes de los países más necesitados, cuya ayuda económica es negada en medio de la pandemia de Covid-19.
Desde su fundación, el BID se ha distinguido como un instrumento eficaz en la convivencia hemisférica. Nombrar a un norteamericano en su Presidencia predice doblegar a los países de la región a través de la hegemonía de Washington.
Lamentablemente, no se ha tomado en cuenta el pronunciamiento de ex presidentes latinoamericanos para que sea pospuesta la elección del presidente del BID, hasta que sean celebradas las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
El candidato cubano americano promueve un programa llamado “América Crece”, y prometió agilizar el acceso de los recursos financieros del gobierno de Estados Unidos y empresarios particulares, utilizando herramientas como los “memorandos de entendimiento” (MoU, por sus siglas en ingles), que ya han sido suscritos por el gobierno panameño sin ningún análisis. Absurdamente, los MoU no necesitan ser debatidos por la Asamblea Nacional de Diputados.
El 27 de julio, la Secretaría del BID abrió el proceso de propuesta de candidaturas, que durará 45 días, para la elección de su próximo presidente, entre el 12 y el 13 de septiembre, aunque algunos sectores plantean posponerla hasta después de la contienda presidencial de noviembre en Estados Unidos.
Por primera vez, la Casa Blanca ha postulado a un candidato para ocupar ese puesto, Mauricio Claver Carone. Desde la creación del organismo hasta la fecha, ese cargo es desempeñado por un latinoamericano, aunque para vicepresidente del organismo siempre ha sido elegido un estadounidense.
En ese escenario, surgen varias cuestiones que deben deslindarse, como establecer por qué ocurre ese giro de timón. El candidato de Washington no tiene vinculaciones con América Latina. Su especial interés, es ejecutar las órdenes del presidente Trump, a quien no le ha importado el futuro de Latinoamérica como su patio trasero.
Trump ha dado más prioridad a la construcción de un muro en la frontera con México, que a sus buenas relaciones con los países latinoamericanos y se empeña en dominar al BID como una expresión de fuerza sobre la región latinoamericana y caribeña.
La.pluma.agil y documentada del hermano Alberto Velásquez se evidencia nuevamente ante los intereses claros del llamado coloso democrático del norte en detrimento de América Latina que no conoce el líder Republicano que maniobra para continuar explotando y mantener el panorama de países. Que históricamente hemos.sido explotados