Redacción de Bayano digital
La industria láctea se enfrenta a desafíos sin precedentes por la pandemia de COVID-19. Las cooperativas lácteas quedaron sin capacidad de procesar leche y las vacas no pueden dejar de producir. En este sentido desde la mayor cooperativa de los Estados Unidos, Dairy Farmers of America (DFA) les pidió a los productores: “Necesitamos que empiecen a tirar su leche”, reporta Agrofy News.
La DFA estimó que las granjas estaban vertiendo hasta 3,7 millones de galones de leche cada día. Esta situación se produce porque la demanda de los productos se trasladó de los mayoristas a los minoristas.
Los cierres de restaurantes, escuelas, falta de transporte para la distribución, entre otros factores, obligaron a concentrar la demanda en supermercados. Esto generó complicaciones porque no toda la cadena de producción está preparada y destinada para este mercado.
De acuerdo al reportaje de la revista digital Político, el Departamento de Alimentos de los EEUU dejó que se pudrieran millones de libras de alimentos mientras la demanda de los bancos de alimentos se disparó.
Decenas de millones de libras de productos cultivados en Estados Unidos se están pudriendo en los campos, en tanto que los bancos de alimentos de todo el país, se apresuran a satisfacer un aumento masivo de la demanda de millones de estadounidenses recientemente desempleados luchan por alimentar a sus familias.
Las imágenes de granjeros destruyendo tomates, apilando calabazas, enterrando cebollas y arrojando leche sorprendieron a muchos estadounidenses que siguen temiendo la escasez de suministros. Al mismo tiempo, las personas que recientemente perdieron sus empleos se alinearon por millas fuera de algunos bancos de alimentos, lo que plantea preguntas sobre por qué no ha habido una respuesta coordinada a nivel federal para llevar el excedente de alimentos perecederos a más personas necesitadas. señala Político.
Desde que el presidente Donald Trump y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades instaron a los estadounidenses a evitar los restaurantes como parte de las pautas nacionales de distanciamiento social para frenar la propagación de Covid-19, una medida que inmediatamente cortó la demanda de millones de libras de comida destinada a cocinas profesionales en todo el país.
