El clima de Latinoamérica está cambiando debido principalmente a las crecientes concentraciones de dióxido de carbono atmosférico. Los patrones de precipitación están cambiando, las temperaturas están aumentando y algunas áreas están experimentando cambios en la frecuencia y severidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como las lluvias intensas.
Los impactos van desde el derretimiento de los glaciares andinos hasta devastadoras inundaciones y sequías.
Los dos grandes océanos que rodean el continente, el Pacífico y el Atlántico, se están calentando y acidificando a medida que aumenta el nivel del mar.
Desafortunadamente, se esperan mayores impactos en la región ya que la atmósfera y los océanos siguen cambiando rápidamente. El suministro de alimentos y agua se verá afectado. Los pueblos y las ciudades, así como la infraestructura necesaria para sostenerlos, estarán cada vez más en riesgo. La salud y el bienestar humano se verán afectados negativamente, así como los ecosistemas naturales.
La siguiente foto historia nos muestra algunos de los impactos devastadores en Latinoamérica.
Fenómenos meteorológicos extremos
Los cambios en el clima y los fenómenos meteorológicos extremos han afectado severamente a América Latina. Eventos como tifones y huracanes, tormentas eléctricas, granizadas, tornados, tormentas de nieve, fuertes nevadas, aludes, marejadas, inundaciones incluyendo inundaciones repentinas, sequías, olas de calor y olas de frío, son cada vez más frecuentes y severos. Todo esto ha provocado el desplazamiento de personas, numerosas muertes e importantes pérdidas económicas.
Las tormentas tropicales originadas tanto en el Atlántico como en el Pacífico han devastado algunas áreas de México, Centro América y el Caribe. Más allá de los daños causados por las tormentas en las zonas costeras, las lluvias torrenciales en el interior han causado muchos mayores daños. En 1998, tan sólo el huracán Mitch afectó a 600,000 personas – en gran parte debido a las inundaciones y deslizamientos de tierra causados por las fuertes lluvias.
Sequías
Los investigadores están conservadoramente seguros de que el Amazonas, el noreste de Brasil, Centro América y partes de México sufrirán mayores sequías. La principal preocupación es la posibilidad de sequías extremas y más frecuentes en el Amazonas, lo cual podría orillar a la región hasta un “punto de no retorno”, lo que aumentaría la probabilidad de que se perdieran grandes cantidades de selva amazónica.
Entre las sequías recientes que afectaron el Amazonas destacan las de 2005 y 2010. Asimismo, las actuales condiciones de sequía en México, Centro América y el Caribe pueden intensificarse debido al fuerte fenómeno de El Niño 2015-2016, que está ocurriendo en un contexto de temperaturas más altas asociadas con el calentamiento global.
A mediados de 2015, tras cuatro años con lluvias inferiores a lo normal, São Paulo, en Brasil, estaba atravesando por la peor sequía en más de 80 años. El principal sistema de agua de la ciudad, la reserva Cantareira, abastece las necesidades de agua de 5.3 millones de personas, cuando antes de la sequía llego a abastecer hasta 9 millones de personas. En agosto de 2015, los funcionarios declararon que la situación de agua de la ciudad era «crítica» y el Servicio de Inversiones Moody estimó, a principios de septiembre, que la Compañía de Saneamiento Básico del Estado de Sao Paulo tenía almacenada agua solo para aproximadamente cinco meses de suministro.
Esta situación ilustra la vulnerabilidad de algunas ciudades latinoamericanas ante la sequía, mientras que el cambio climático altera la frecuencia y/o severidad de las sequías en la región.
Al calentarse, los océanos se expanden y se elevan aún más al recibir grandes cantidades de agua dulce debido al derretimiento de los glaciares y las capas de hielo. El nivel del mar continuará aumentando a un ritmo acelerado en el futuro. Para 2100, el nivel del mar podría aumentar de uno a cuatro pies más.
Según indican los investigadores, el aumento del nivel del mar amenaza a la población latinoamericana –gran parte de la cual vive en zonas costeras– debido a la contaminación de los acuíferos, la erosión de las costas, las inundaciones en zonas bajas y el aumento del riesgo de marejadas.
Aumento del nivel del mar y acidificación del océano
Gran parte del área costera que rodea al arrecife mesoamericano e islas cercanas son zonas bajas y por lo tanto vulnerables al aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático. La erosión costera ya ha sido documentada y, entre otras cosas, puede afectar los procesos de anidación y reproducción de las tortugas marinas. El aumento de la temperatura del agua genera más episodios de blanqueamiento de los corales, lo cual es devastador para los arrecifes y toda la vida marina que depende de ellos. La acidificación del océano, provocada por el aumento de la concentración de dióxido de carbono en el agua, es otra amenaza que afecta a los arrecifes coralinos.