¿Cuántos cuentos y mentiras verdaderas debemos aceptar?

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La manipulación mediática es un eficaz mecanismo de engaño.

Por Rafael García Denvers
Coordinador de Vanguardia Torrijista (VT)

La manipulación a la cual estamos absolutamente sometidos es, entre otras cosas, sólo una fórmula para producir un desmontaje de la movilización popular por la vía del agotamiento, el fastidio, el cansancio o sencillamente por la instauración de la visión de imposibilidad, a corto plazo, de logros en la lucha para construir una sociedad humana. Con ello, se instauraría una sociedad de incertidumbre y caos basada en la búsqueda de la sobrevivencia individual, rompiendo los lazos que sustentan la solidaridad y la acción colectiva.

Por esa razón, hemos de definir, antes que nada, el objetivo de los poderes globales y locales que dan contenido a la actual realidad histórica, partiendo del hecho de la no existencia de la casualidad en el escenario. Para encontrar las raíces del problema sólo debemos preguntarnos, ¿quién fabrica un entorno de mentiras para permitir generar niveles de confusión y caos como los existentes? ¿Quién se ha beneficiado y acumulado grandes riquezas dentro de este supuesto caos e incertidumbre? Evidentemente el capital financiero en su búsqueda y defensa de territorios de explotación y de nuevas fuentes de enriquecimiento, es quien lleva las riendas.

Hoy, lo extraño, en cualquier caso, sería que este nivel de manipulación fuese meramente accidental o se administrara desde las cúpulas gubernamentales exclusivamente. La causalidad nos muestra que la necesidad de sustentar los niveles de acumulación por parte de una élite sedienta de riquezas (independientemente de lo incalculable de la fortuna que ya han sustraído del resto de la sociedad), viene a convertirse en la planificadora y regente del conveniente caos económico, político y social.

Ese reducido grupo insaciable está necesitando que haya menos gente para poder reducir la carga del conflicto social. Reemplazar esa gente por sistemas, métodos o máquinas que permitan librarse del estorbo de permitir niveles mínimos de subsistencia del obrero o del personal que produce los bienes que les permiten la concentración de riquezas. Y ya lo dijo Christine Lagarde en la cara de Europa y del mundo, “los viejos están viviendo mucho”.

Esta realidad no se puede superar con un simple análisis superficial. Estamos, precisamente en el epicentro de esa lucha, el Capital Financiero busca la redistribución del mundo, a la mejor imagen de la repartición de África entre los poderes europeos en siglos pasados, lo que nos está llevando literalmente al borde de la tercera Guerra Mundial. Y no olvidemos que este vasallaje colonial es en gran medida la causal de la actual condición y realidad que viven los pueblos del continente africano hoy día.

Debemos agregar que probablemente, como algunos mucho más versados en la materia han establecido, la Guerra Global o la Tercera Guerra Mundial, podría estar en desarrollo. Y no necesariamente tendría que ser una guerra en la cual se libren grandes batallas. Porque cuando esas grandes batallas se presenten estaríamos definitivamente en la ruta del exterminio, por lo tanto, las confrontaciones que se están librando son prácticas de efectividad, evaluación de la permisibilidad social y podríamos describirlas como talleres, ejercicios de control y laboratorios de experimentos controlados. En ello participan gobiernos y empresas, pero con la regencia a largo plazo de las grandes fortunas mundiales, principalmente del mundo occidental.

El dominio de empresas, el dominio de territorios y/o segmentos productivos, para generar control por parte de un grupo económico específico o de grupos hegemónicos (no necesariamente de una sola nación), son los móviles reales de las confrontaciones en el escenario geopolítico actual. Los que tienen la capacidad de definir el cuándo, el para qué y especialmente el por cuanto son los regentes del actual Modelo Económico y defensores del estatus quo, y deberemos antes que sea tarde entender y aceptar esa realidad, esta verdad.

Hemos de analizar todo en término real, el momento actual está regido por el dinero, sustentado por la mentira y garantizado por la explotación. He aquí, un escenario donde la empresa, especialmente la privada, no puede responder únicamente al limitado interés de un pequeño grupo de accionistas y deberá respetar los intereses colectivos de la sociedad humana y territorialmente de la población afectada.

El momento actual, si aceptamos lo anterior, aclara como un grupo de diputados puede viajar para contribuir a financiar al enemigo, al ejecutor, de una agresión pública en desarrollo contra el País al cual supuestamente representan. Se hace visible la prioridad del dinero y el acceso al poder sobre el nacionalismo y el sentido de patria. Pero lo más importante explica la ruta escogida por el actual ejecutivo del país.

Hoy, por ejemplo, las guerras que generan desplazamientos y hambrunas son más efectivas que simplemente las guerras que se dan en el campo de batalla, ejército frente ejército. El objetivo principal es disminuir la población, la población de viejos y de niños, la población que compite con las riquezas acumuladas y por acumular, la población que no debe tener esperanzas de superarse. A la vez que fabricamos un segmento poblacional disponible para las peores condiciones de subsistencia y trabajo. Una población lo suficientemente maltratada y moralmente deformada para que acepte cualquier tipo de situación que le brinde el regente del mundo a cambio de una vida de miseria.

A ese escenario sólo podemos anteponer la defensa en las calles de nuestros derechos y la capacidad de una sociedad organizada en colectivo como fórmula de hacerle frente al poder de la usurpación y control de las instituciones y de los bienes materiales. La vida humana solo puede ser defendida como la esencia y garantía de continuidad de la raza humana, y no como una estructura de soporte de los gustos y disgustos de una élite sometedora de la población para su deleite y enriquecimiento. Lo conflictivo es que primero hemos de explicar y comprender de que lado estamos a largo plazo y poder despejar la bruma, el espejismo que oculta el inmenso abismo al que nos están empujando.

Sintéticamente hablando, el momento, para Panamá, se podría describir:

1–Ley 462, miseria a futuro para la población que sobreviva y llegue a la tercera edad.

2–Reapertura de la mina, destrucción ecológica, afectación de los recursos hídricos, miseria a futuro.

3–Embalse de Rio Indio, perdida de tierras cultivables y gentrificación.

4-–Agresión Norteamericana para controlar el Canal de Panamá, perdida de soberanía, disminución de recursos para el Estado y sometimiento a intereses extranjeros. Además de ponernos en medio de la pelea de dos elefantes.

Todo esto viendo sólo los intereses locales de Panamá, sumémosle la condición globalizada de control y poder que requiere una actitud y acción de defensa y neutralidad para insertarnos en la política internacional con personalidad propia y no con una imagen se sumisión y debilidad. Y dice el Sr Presidente que no quiere acompañantes de camino.

Defenderemos a Panamá como nación soberana e independiente o nos enterraremos en el lodo de la genuflexión y la humillación. No nos dejan elección, hemos de defender el derecho a la vida digna y ante un gobierno que vela por la salud empresarial a costa de la salud y sobrevivencia humana, la calle será nuestra barricada.

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