Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político
’La crisis consiste, precisamente, en que lo viejo está muriendo y lo nuevo no acaba de nacer, en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos”.
Antonio Gramsci
Sin el análisis de la «POLICRISIS» global no podemos explicarnos las actuaciones de ”matón de barrio” o de sicario político de Donald Trump.
También es inexplicable el espíritu de negación del cambio profundo que experimenta el planeta; por parte del ”gobierno 100% empresarial” de José Raúl Mulino Quintero, la burguesía financiera dominante y el oligopolio mediático en este país, cuyo coletazo estremece los cimientos de la nación panameña.
Cuando hablamos de policrisis nos referimos a la existencia de varias dificultades globales (cambio climático, afectación de la institucionalidad jurídica internacional, guerra entre la visión unilateral occidental y el planteamiento de la multilateralidad del resto del mundo y el ocaso del imperialismo estadounidense).
Es el viejo orden en decadencia, aquel que surgió de la Segunda Guerra Mundial, por voluntad de las potencias victoriosas (EEUU, La Unión Soviética, Inglaterra y Francia), y que la globalización y el neoliberalismo o capitalismo salvaje puso en jaque, pero sin aportar o construir uno nuevo.
Sin embargo, la humanidad vive los prolegómenos del ”interregno mórbido”, donde ”surgen los demonios” como Trump, Meloni, Orban, Milei, Zelensky, Netanyahu, entre otros, donde Panamá es víctima de los estertores de la decadencia política del imperialismo norteamericano. Y Trump es el adalid estadounidense (Encarnación del presidente número 25 de EEUU, William Mckinley) quien endosando la doctrina del ”Destino Manifiesto”, pretende retrasar o posponer la caída del Imperio Americano.
Por su histórica posición de ruta marítima internacional, Panamá ha sido perjudicada por la codicia de las grandes potencias devenidas en imperio (Inglaterra, España y Estados Unidos) De modo que es la crisis del imperialismo norteamericano y la guerra comercial con China, lo que explica las amenazas reales (cargadas de argumentos mendaces) del presidente Trump.
En consecuencia, es un error estratégico, reducir el problema de las ”muchas crisis” globales a las mentiras consuetudinarias del presidente de Estados Unidos, es como quien dice, caer en su juego político (el ”mareo” político).
¿Qué quiere Donald Trump de Panamá?
En primera instancia, el Canal de Panamá y todo el ”conglomerado marítimo” y, en última instancia, convertir a la República de Panamá, en el segundo ”Estado Asociado” de la Unión.
Conociendo los ”deseos” reales del Emperador del Potomac, resulta viable establecer una ”hoja de ruta” o estrategia política, de forma tal, que se pueda negociar con el menor costo existencial, político y económico posible.
Para alcanzar los objetivos nacionales, conforme a nuestros intereses patrióticos, es necesaria una estrategia coherente y una organización dinámica.
La estrategia consiste en establecer qué cosas de las exigencias estadounidenses estaríamos dispuestos a conceder y a cambio de qué. La organización necesaria, y única realista y posible, es la de constituir la UNIÓN NACIONAL DE DEFENSA DE LA SOBERANÍA NACIONAL Y DE SOLIDARIDAD INTERNACIONAL.
¡Así de sencilla es la cosa!