Claves para entender el drama migratorio cubano

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Claves para entender el drama migratorio cubano

Por José de la Rosa Castillo
Analista Internacional

La prensa nacional ha dado poco despliegue a la crisis humanitaria que enfrentan alrededor de 1.200 cubanos y cubanas varados en territorio panameño, en la frontera entre Panamá y Colombia. Esa situación forma parte de un problema migratorio más complejo, por lo que hay que darle la atención debida como país.

Origen del conflicto

El éxodo cubano a través de terceros países comenzó en 2008, cuando el gobierno ecuatoriano eximió de visado a los ciudadanos de la isla caribeña. El aumento del número de cubanos dispuestos a llegar a EE.UU. se produjo especialmente después de que Washington y La Habana anunciaran el comienzo del proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas, el 17 de diciembre de 2014. Estos cubanos temen perder los privilegios migratorios que les concede la Ley de Ajuste y su política de “pie seco, pie mojado”, que ofrece la residencia a quienes pisan territorio estadounidense, pero permite deportar a quienes son arrestados en el mar.

La ruta por mares, selvas y territorios extranjeros suele comenzar en Ecuador, debido a la exención de visado en ese país, hasta donde los cubanos viajan en avión. Luego, llegan a Colombia. Continúan por mar o tierra hasta Panamá. Se desplazan a Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México, hasta llegar a Estados Unidos.

Esa situación migratoria ha generado tensión entre países vecinos y activó una serie de reuniones del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), para buscar una salida. Costa Rica reclama a Nicaragua que “quite el tapón” y permita la entrada de los cubanos a suelo nicaragüense, pero Nicaragua se niega.

Costa Rica concedió casi 8 000 visas de tránsito a inmigrantes cubanos que llegaron por vía terrestre desde Panamá y que no han podido continuar su ruta por el cierre de la frontera nicaragüense, desde el 18 de noviembre,

Situación actual

El encuentro del SICA realizado en México el 22 de diciembre, cuyo objetivo era encontrar una salida a la situación, terminó sin que las autoridades reunidas pudiesen resolver el problema migtatorio.

De hecho, el canciller costarricense, Manuel González, volvió a reclamar la solidaridad regional y pidió a los gobiernos de Panamá, Colombia y Ecuador “medidas más claras y contundentes” para aliviar esta situación migratoria, ya que las capacidades de Costa Rica para dar ayuda humanitaria a los migrantes son “limitadas”.

Asimismo, se analizó la posibilidad de que los cubanos varados viajen por vía aérea desde Costa Rica hasta Guatemala y Belice, y desde allí se trasladasen en autobús hasta la frontera mexicana, evitando los controles migratorios de Nicaragua, pero ambos países descartaron convertirse en puente aéreo.

Guatemala no se opone al tránsito, sino que requiere la “garantía” de que México certifique por escrito que recibirá a los migrantes y que alguien se haga cargo de los gastos, ya que la economía local no puede afrontar el costo de esa operación.

Belice mantiene la misma postura que Guatemala, mientras El Salvador y Honduras “apoyan” a Costa Rica. En la reunión del SICA participaron representantes de los países que identificaron la ruta migratoria de cubanos, desde Ecuador hasta Estados Unidos.

El representante estadounidense en el encuentro “dejó claro” que, de acuerdo con la legislación interna, no puede recibir a esa oleada de cubanos por medio de un puente aéreo, como se ha sugerido, ya que la Ley de Ajuste Cubano establece que deben acceder a ese territorio por vía terrestre, para ser acogidos.

El lunes 28 de diciembre, fue convocada en Guatemala una nueva reunión técnica del (SICA) para tratar la compleja situación.

Posición del gobierno de Cuba

El gobierno de Cuba ha aclarado que los inmigrantes “son víctimas de la politización del tema migratorio por parte del gobierno de los Estados Unidos, de la Ley de Ajuste Cubano”.

Que ese tráfico de personas, que implica la violación de las leyes de terceros países, no es responsabilidad directa del gobierno cubano, sino de las mafias que lucran con el negocio de la entrada a los Estados Unidos.

Que equiparar las razones y las motivaciones de este grupo de emigrantes con las de los miles de refugiados que han llegado a Europa procedentes de países en conflicto, es un disparate. Ellos huyen por las bombas, de la destrucción, incluso de una muerte probable. “Estos van en busca de otro futuro -por las razones que fueran, no nos toca cuestionarlas-; pero no arriesgaban su vida si decidían permanecer en Cuba”.

Que la solución, necesariamente, tiene que ser el resultado de un diálogo serio, respetuoso y profundo entre todas las naciones implicadas.

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