Amílcar Henríquez: Tu ausencia en el próximo partido.

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Amílcar Henríquez, en el apogeo de su carrera deportiva.

 

Por Julio Bermúdez Valdés

Consternados, con un disgusto que es a la vez cuestionamiento e impotencia, hemos recibido esta tarde la trágica noticia del asesinato del joven futbolista Amílcar Henríquez. Quisiera tener más elementos para poder ser lo más preciso en mi análisis, pero trataré de no quedarme en las consignas, en las inculpaciones o las recurrentes acusaciones a los delincuentes y a las autoridades, independientemente de las responsabilidades que a cada uno le compete.

A los delincuentes, porque nada, absolutamente nada, justifica su accionar: ni el tema de la famosa pobreza, ni el ajuste de cuentas o el mareo dela droga. Nada, absolutamente nada, justifica este escenario de criminalidad en el que se han embarcado y con el cual han convertido al país en un rehén impávido. A las autoridades, porque pese a tener en sus manos los recursos, la realidad va demostrando, una y otra vez, que sus famosas políticas anti-delincuenciales siguen siendo una fresa verde a lado del putrefacto mecanismo de los infractores. Sí, esa es una realidad, pero no es la única, y creo sinceramente que la ausencia de una comprensión cabal del fenómeno es lo que da paso a este fracaso oficial, que se traduce en el cobro de vidas como las de Amílcar Henríquez, el sábado santo.

Jamás pensé que me tocaría referirme a él en estos términos, porque realmente he visto con simpatía y esperanzas, cómo los muchachos del barrio han ido contemplando en el deporte, en este caso el futbol, una alternativa para sus vidas; la alternativa que en otros campos le niega el sistema, y que produce escorias como las pandillas. Parece que las autoridades han dejado de ver en este asunto, que es el Crimen Organizado el que le da sustento a las pandillas. Sin ese sustento, las pandillas hubieran sido historia hace mucho tiempo, y aun cuando cada cierto tiempo se informa sobre los decomisos de droga, hay que ver que el tema ha dejado de tener la vehemencia que algunos medios le otorgaron en el pasado quinquenio, a la luz de la estrategia que se desplegó para blindar al país.

El informe quinquenal 2009-2014 revela cómo Panamá dejó de ser en ese período la ruta preferida del narcotráfico, y cómo fue Honduras la elegida. Habrá que preguntarse: ¿cuánto queda de ese logro, que llevó al descenso el número de homicidios y puso a raya a ese tipo de actos? Es el crimen organizado el que da contexto a la operación de las pandillas, y son éstas las que crean escenarios como en el que hoy acabó con la vida de Amílcar Henríquez. No basta con condenar el acto. Hay que exigirles a las autoridades capacidad para garantizar la seguridad de los ciudadanos No es posible que vivamos de sobresaltos en sobresaltos, y de malas horas.

¿Han sido incapaces las autoridades de ubicar a esas pandillas y a sus responsables? Cierto es, que el crimen organizado da contexto a la tragedia, pero ¿dónde están las medidas para detener este flagelo? La Sele, y con ella el país, ha perdido a uno de sus muchachos, una de sus promesas, al socaire de la irresponsabilidad delincuencial y de la incapacidad oficial. ¡Hasta luego Amílcar! ¡Qué lástima que ya no podrás regalarnos más goles.

 

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