Por José de la Rosa Castillo
Bayano digital
Desde diciembre de 2024, Donald Trump ha declarado su interés en que Estados Unidos recupere el control del Canal de Panamá, argumentando que las tarifas aplicadas a los barcos estadounidenses en tránsito son demasiado altas . Asimismo, el mandatario estadounidense adujo que China tiene gran influencia en la vía interoceánica.
Sus declaraciones más recientes, el 20 de enero, han intensificado la polémica y generan tensión con el gobierno panameño, que ha reafirmado la soberanía de Panamá sobre el Canal.
A partir del anuncio de la visita del secretario de Estado, el cubano americano Marco Rubio, se han intensificado las declaraciones cada vez más agresivas, irrespetuosas e insolentes por distintas autoridades estadounidenses, que van desde la audiencia de la Comisión de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado de Estados Unidos, donde comentan sobre la presencia china en las operaciones portuarias y sobre las presuntas las amenazas al Canal.
El enviado especial de Trump para América Latina, Mauricio Claver-Carone, culpó al ex presidente Juan Carlos Varela de la ‘influencia’ de China en Panamá. Esa narrativa ha sido escuchada en varias ocasiones por parte del presidente de Estados Unidos y del secretario Rubio,
Frente a ese asedio, el regreso al bilateralismo en las relaciones Panamá-Estados Unidos resulta altamente peligroso y puede convertirse en una trampa para este país. Asimismo, puede aislarnos de la comunidad internacional. Es dañino para los intereses nacionales, cuando lo que se impone es la denuncia y la solidaridad internacional ante el asedio. El manejo imprudente del tema, cuando estamos asediados desde adentro y desde afuera, es una estrategia equivocada que huele a entreguismo.
Más allá de la retórica política, es fundamental que se respete la soberanía panameña y los acuerdos internacionales, ya que el Canal no sólo es clave para el comercio global, sino un símbolo de identidad nacional por el que han luchado distintas generaciones de panameños.
De imponerse la traición, los puertos pasarán al control de Estados Unidos, el muro Trump se trasladará a Darién y el sector de Howard, en las riberas del Canal interoceánico, será reconvertido en una base norteamericana. Asimismo, las ordenes de proceder serán recibidas desde la Embajada imperial, con una “burgoligarquía” genuflexa y de mentalidad de “república bananera” . De esa forma, el Canal pasará al control yankee manu militari.
Frente al asedio, se impone la denuncia pública, la internacionalización de la causa panameña, la diplomacia popular, la movilización y el fortalecimiento de la unidad patriótica nacional.