Venezuela: La ANC y los errores de cálculo de la oposición

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Bases chavistas optimistas ante la consulta popular.

Por Luis Beatón

Caracas (PL) – La celebración de las elecciones para elegir la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el próximo 30 de julio muestra los errores de cálculo de la oposición venezolana, encabezada por la llamada Mesa para la Unidad Democrática (MUD), al negarse al diálogo y la concertación.

El 23 de julio, a escasos días para concretarse el llamado a su pueblo del presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, para efectuar un proceso de esta índole, la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE), Socorro Hernández, ratificó su validez.

Llamó la atención que en una entrevista concedida al diario Panorama, la alta funcionaria abordara un tema que se convirtió en recurrente en los exhortos de una oposición que no quiere reconocer su fracaso en el enfrentamiento al gobierno.

El proceso de la ANC está en marcha, el cronograma se cumple y no hay cambios para la elección, a menos que los factores políticos se pongan de acuerdo y haya un consenso entre las partes que permita ‘hacer cosas distintas’, lo que se entiende como que el proceso sea detenido para retomar el diálogo del que se alejó la MUD por errores de cálculo, considera Hernández.

¿Cree posible que a pedido del Gobierno, del Presidente, se desmonte la Constituyente?, ¿es eso posible?, fue preguntada.

“Ya se convocó a una ANC, ya hay un proceso en curso. Una vez que ya tú activaste la ANC, estás en un proceso en el que ya tienes postulados, ya dentro de muy poco tiempo vamos a tener la elección. ¿Qué puede ser distinto?, ¿qué puede ser posible?, te estoy respondiendo desde mi perspectiva ciudadana; aquí en el país nosotros pudiéramos, seguramente, hacer cosas distintas, pero para que eso se dé tiene que existir el consenso de los diferentes actores políticos, no puedes hacer cosas distintas si no existe ese consenso”, puntualizó la rectora.

Al respecto, diferentes análisis indican que el tiempo se agotó para la MUD, o al menos para la vertiente violenta de los partidos opositores, pues difícilmente el gobierno retire la ANC, algo que ahora pide la oposición sin mostrar nada a cambio.

Basta analizar lo que dice el arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, un aliado de los grupos extremistas, quien no oculta su inclinación y considera que el Gobierno debe aceptar una negociación política democrática, “para salir de esta situación que enfrenta el país actualmente”.

Imagen del pueblo chavista.

El alto dignatario plantea que: “Hay escasez de comida y medicinas y tenemos la inflación más alta del mundo, eso no lo va a acomodar una Constituyente. Es necesario que exista una negociación entre las partes”, sostuvo pero, ¿hacia dónde va dirigido su mensaje?

Urosa, citado por el diario Ultimas Noticias, señaló que el Ejecutivo debe tener una actitud democrática, humilde y dialogante con la coalición opositora, comenzando por la Asamblea Nacional. ‘El camino es el respeto y el entendimiento con los líderes de la oposición’, pero cabría preguntarse si es legal una asamblea en desacato, hasta dónde debe ceder el gobierno.

Pero, mire hacia dónde va el alto clero venezolano: “El país quiere un cambio de gobierno por la vía pacífica y democrática, deben entender que las circunstancias superaron su nivel de gobernabilidad”. Cualquiera con un poco de conocimiento de la realidad pudiera decir que la oposición quiere un cambio en Miraflores, algo que no ganó en las urnas.

No obstante, las próximas elecciones son a finales de 2018, cuando expira el mandato de Maduro, y quién puede afirmar que en esa fecha el pueblo no mantendrá en el poder al mismo presidente, según revelan las encuestas.

La MUD y la comparsa en el exterior piden parar la ANC, algo difícil pues ellos mismos rechazaron el diálogo y para alcanzar lo que quieren tienen que sentarse a conversar a fin de llegar a acuerdos que creen otro escenario, apartado de la violencia y la imposición de condiciones inaceptables, algo que parece demasiado tarde.

No obstante, aún hay quienes creen que si los actores políticos se sentaran en una mesa, dialogaran, se pusieran de acuerdo, se conformaría otro escenario, e incluso se vuelven hacia países amigos de Venezuela solicitando una ayuda, desconociendo la voluntad popular e instando a un despreciable injerencismo.

Por lo pronto y descartando un entendimiento, Venezuela se encuentra a escasos días de hacer historia cuando la mayoría de su pueblo vote el 30 de julio por sus representantes a la ANC, el órgano supremo de voluntad popular que decidirá el futuro del país.

Opiniones, puntos de vistas, ataques y apoyos en contra y a favor del ejercicio democrático reafirman su importancia en vez de desmeritarlo, como pretenden las minorías en el país con el apoyo de Estados Unidos y comparsa en el exterior.

Contra la ANC se escuchó hasta ahora lo indecible, para convertirse en el ejercicio democrático más apoyado por sus defensores y a la vez el más rechazado por los que durante años tenían el control de los recursos del país, y hacían de Venezuela el emporio de las transnacionales y reserva estratégica de Washington en lo que consideran su traspatio.

Los que se oponen al gobierno constitucional, hablan de una institución ineficaz, sin preguntarse las herramientas usadas por sus contrarios para llevar la gobernabilidad a un estado de crisis, solo por el hecho de que no son ellos los que están al frente del país, porque perdieron por el voto del soberano.

Merece un aparte la algarabía opositora, pues la convocatoria de la ANC no es el problema, sino que la derecha quiere derrocar al presidente Nicolás Maduro, exterminar el chavismo y a la revolución bolivariana.

Ahí radica el meollo del asunto que llevó al país a los días difíciles que vive y que lo sitúan en la disyuntiva de la paz social o la guerra, como expresan diferentes análisis de expertos, opinadores y pitonisos que tratan de adivinar el fin de esta crisis.

Preparado el escenario la MUD, asaltada por los sectores más violentos, afines al fascismo y seguidores del plan diseñado por Washington y aupado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y su cofradía de gobiernos entreguistas, hizo mal los números y se niega a reconocer su fracaso.

En ese sentido, en vez de reconocer sus errores, lanzó una convocatoria a un paro nacional de 48 horas el 26 de julio y una anunciada toma de Caracas el día 28, algo que se antojan como acciones desesperadas que pueden resultar en eventos trágicos, no para los dirigentes de retaguardia de la MUD, que encienden la candela en la que se queman gentes de a pie o algunos engañados.

En este momento supremo de la historia venezolana muchos se preguntan por qué el rechazo al diálogo por parte de la MUD, de sus amigos del alto clero, de medios de prensa serviles.

La respuesta pudiera ser porque la Revolución Bolivariana y chavista tiene un alto componente popular y hay quienes no entienden la necesidad de repartir entre muchos. Basta con decir, puro error de cálculo de la oposición.

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