Una pelea contra los demonios del patrimonio cultural boliviano

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Danzas populares bolivianas. (Foto: PL).

Por Jorge Petinaud Martínez

La Paz (PL) – Más de 25.000 personas que bailaron la danza de los caporales en 74 ciudades y tres provincias de cuatro continentes el 13 de enero último, confirmaron la nueva victoria del boliviano Napoleón Gómez en su lucha contra los demonios del patrimonio cultural de esa nación suramericana.

“Lo único que los bolivianos y la Organización Boliviana de Defensa del Folklore (Obdefo) reclamamos, es que se reconozca el origen de este baile, como por ejemplo nadie niega que el tango es argentino, las rancheras mexicanas, el danzón, el son, el mambo, el cha cha cha y la rumba cubanos”, reiteró a Prensa Latina el artífice del Segundo Encuentro Mundial de Caporales 100 por Ciento Boliviano.

Según Gómez, esta danza fue recreada por la Fraternidad Urus del Gran Poder, fundada en 1969. La familia Estrada Pacheco, jóvenes bailarines con mucho talento, vieron al capataz de los de la danza de los Negritos, que se baila en varios países donde hay descendencia africana, no solo en Bolivia.

“Víctor Estrada vio al capataz (caporal) que andaba delante, solito con su chicote (látigo) como mandamás, y concibió la idea de bailar todos, 20 jóvenes, como ese capo, imitando sus pasos”.

“Así, la creación de los caporales nació sobre la base de ese personaje. No es el invento del personaje, sino la recreación y darle vida en otro sentido”.

“Comenzaron así a ponerle pasos, coreografía al capataz, quien ya no era uno solo sino 20 caporales haciendo el mismo paso y añadiendo los de diferentes danzas, un vestuario muy sencillo al principio, que con los años han ido recreando”.

“Se bailó por primera vez en 1972 en la festividad del Gran Poder, y ganaron el primer premio”.

“Luego esta danza se convirtió en un éxito rotundo que comenzaron a bailar en diferentes lugares de La Paz, y en esa época había mucha discriminación, fuertes tendencias de racismo, solo podían bailar hasta cierto punto de la ciudad, no llegar al centro”.

“Y de alguna manera el éxito de los caporales logró también la conquista territorial de La Paz, pues existían divisiones entre los blancos de Origen hispano respecto a los indígenas, en resumen, una fuerte discriminación”.

“Pero a través de la cultura, del folklore, de la música y la danza, que para mí son un instrumento revolucionario, se logró conquistar espacios”.

“Luego trascendió fuera del país con los grupos que fueron a bailar a Perú, en los años 1974-1975, y claro, a los peruanos les gustó tanto que empezaron a bailarlo”.

“Ya en los años 1990, cuando ya es un éxito, los jóvenes lo hicieron suyo, y en ese contexto las élites comenzaron a distorsionar la realidad y a presentar los caporales como una danza peruana”.

“En esa misma década también se trasladó al norte de Chile, donde también gustó, y se hace una entrada folklórica también en Arica, en el carnaval de la Fuerza del Sol, al que llevan músicos y bailarines bolivianos, que muestran a una Arica diferente”.

“Obra en mi poder un folleto en el cual el alcalde de Arica se refiere a estas expresiones culturales como danzas norteñas de Chile, otra mentira, y borra el nombre de Bolivia”.

“Esto también se expande al norte de Argentina, donde se bailó caporal durante este Segundo Encuentro Mundial en unos siete lugares, Jujuy, Ledesma, Tilcara, y otras localidades en las que muchos creen que el caporal es lo mismo que la zaya, otra danza afrodescendiente, fenómeno que constituye otra distorsión”.

La obdefo y los Guinnes

Egresado de Ciencias PolíticaS en la Universidad de Helsinki, Finlandia, en los años 90, el titular y fundador de la Obdefo Gómez confirmó al regresar a la tierra natal que en esa época su país carecía de políticas de promoción y difusión de la música y los bailes populares nacionales, de los que países vecinos se apropiaban.

“Me di entonces a la pasión y la obsesión de dar a conocer la cultura boliviana, su folklore al mundo, realicé una gira por todo el país, denunciando con videos, con documentos, cómo otras naciones vecinas difundían el Patrimonio boliviano en Europa”.

En uno de esos viajes, en Cochabamba, vio en la prensa que unos argentinos intentaban batir el record Guinnes de zicus o zampoña, instrumento de origen boliviano.

De inmediato retornó a La Paz, conversó con las autoridades culturales y les propuse romper esa marca.

“Así fue como nació en 2004 el primer record Guinnes oficialmente reconocido con dos mil 317 zampoñistas, quienes interpretaron seis temas al unísono, vestidos de rojo, amarillo y verde -colores de la bandera boliviana-, y en ese mismo año también quedó fundada la Obdefo, cuyo propósito es difundir a nivel mundial nuestra cultura”, recuerda el poseedor en la actualidad de cuatro registros de ese tipo.

Ese gran éxito llevó a Gómez y sus seguidores a convocar en 2005 a 3.000 bailarines de Caporal, quienes también marcaron otra marca: por primera vez una danza folklórica era bailada por tantas personas durante dos horas.

“Los años han pasado, y Obdefo en estos 14 años ha batido cuatro records Guinnes: el de la zampoña; el segundo lo inscribimos en el Festival de Bandas de Oruro, donde reunimos a mil 166 trompetistas”.

Después, en gesto patriótico, formaron el corazón humano más grande del mundo cuando hubo intentos de dividir a la nación andino-amazónica.

“Querían crear otra República, y nosotros como institución cultural nos concentramos en unir a los bolivianos, así, en el estadio Félix Capriles, de Cochabamba, en el año 2009, formamos un corazón vestidos todos de rojo, con la participación de ocho mil 500 personas. Era impactante, algo muy bonito”.

La última marca la lograron en 2014, cuando por primera vez insertaron una danza folklórica al récord Guinnes, la de la Morenada, con 3.014 morenos, quienes bailaron como un solo ballet en Guaqui, a dos horas de La Paz, con el mismo paso, y resultó un éxito.

El escritor

Gómez escribió el libro Caporales 100 por Ciento Boliviano en 2010, cuando se dio cuenta de que no había un texto sobre el origen de esta expresión musical danzaria.

“¿Cómo vamos a demostrar al mundo nuestro patrimonio, si no existen investigaciones científicas, sin documentos, sin evidencias”, dijo a esta agencia de noticias.

Según este folklorista, el recién concluido Segundo Encuentro Mundial se organizó ante la existencia de élites peruanas que intencionalmente distorsionan el origen de este baile ideado en 1969 por la familia paceña Estrada Pacheco.

“Estas élites son traficantes de cultura que llevan trajes de Oruro y de La Paz a Puno, Perú, para sus festividades, negocian y hacen dinero con los trajes; llevan artistas para hacer negocios”.

Gómez subraya que incluso políticos puneños con presencia actual en el Parlamento peruano también se han sumado a ellos, y uno de ellos es Johnny Lezcano, quien realiza sus campañas bailando caporal en Lima cuando hay elecciones.

“Este señor nació en la frontera con Bolivia, conoce muy bien los orígenes, pero prioriza sus intereses personales, y ya lleva tres gestiones, 12 años en el Parlamento, y sigue bailando caporales en su promoción, con lo cual se gana la simpatía de los votantes de la costa’” comenta el también autor del libro El Saqueo Folklórico de Bolivia.

Gómez recuerda que incluso el ex presidente Alan García cometió el gravísimo error de referirse en una intervención pública a danzas bolivianas como peruanas, influido por las referidas élites puneñas.

Al explicar el porqué de esa apropiación indebida, el folklorista considera que tiene, sobre todo, una causa económica.

“Obviamente, este fenómeno popular genera ingresos a través del turismo”, sostuvo.

A manera de ejemplo, Gómez refirió que la entrada -procesión- más grande de La Paz, la del Gran Poder, movió en 2018 Alrededor de 110 millones de dólares.

En su valoración sobre los casi 15 años de fundación de la Obdefo, el folklorista expresa satisfacción porque sin estar afiliada a ningún partido político, esa asociación voluntaria logró un aporte significativo con el único objetivo de priorizar la cultura.

“Agradezco mucho a mis compañeros de Obdefo que durante estos 14 años me han seguido, por aquí pasaron en este tiempo muchos jóvenes y adultos que han entendido esta filosofía de mostrar la cultura boliviana al mundo para evitar la apropiación indebida”.

El caso de la lambada

Antes de concluir el diálogo, Gómez refirió otro ejemplo de apropiación indebida de un aporte patrimonial de Bolivia, que derivó en escándalo internacional.

“En 1982, recuerdo que estaba en la Universidad de Helsinki, y de repente escuché una de las canciones que los bolivianos conocíamos desde hacía muchos años, Llorando se fue, y de repente dicen que es el ritmo lambada, del grupo brasileño Kaoma”.

“Compré el disco, y vi que cambiaron el autor, atribuían la creación a un tal Oliveira, cuando en realidad su compositor fue Ulises Hermoso, o sea, los hermanos Hermosos fueron quienes escribieron esa canción”.

“Hicimos las denuncias a nivel internacional, y por mi parte puedo decir con satisfacción que toda Finlandia se enteró de este plagio, lo cual también repercutió en Bolivia”.

“Finalmente, después de un proceso judicial contra Kaoma, los autores, integrantes de Kjarkas, hicieron respetar sus derechos de autor, algo muy importante”, concluyó este Quijote de la cultura boliviana.

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