Un pasaje a China

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Un pasaje a China

En el imaginario popular chino perdura la expresión “Montado sobre un tigre, difícilmente se puede bajar”. El refrán alude un texto oficial histórico de la dinastía Jin, del AD 265-420, y sirve para describir una situación en la que alguien se ha quedado atascado en una posición difícil y sin poder salir, como la que enfrenta el presidente panameño Juan Carlos Varela.

El mandatario panameño –blanco de ataques en temas sobre corrupción– retornó de China, donde fueron firmados 19 acuerdos con el gobierno de Pekín (Beijing), sobre negocios e inversiones, en una relación abismalmente asimétrica. Detrás del presidente iba el cortejo de magnates que busca engancharse a los negocios financieros y logísticos, al margen de una estrategia nacional.

Con más de 1.300 millones de personas, China es un gigantesco mercado, al que Panamá exporta anuales sólo 50,9 millones de dólares (chatarra, madera en bruto, café y productos del mar), mientras que China exporta a este país productos por más de 1.180 millones de dólares. Es una clara diferencia, sin duda, que aumentará cuando entren a regir los acuerdos firmados.

Las relaciones políticas abiertas con China, tras la ruptura de los antiguos vínculos diplomáticos con Taiwan, no reflejan una estrategia en materia de política exterior panameña, sino una nueva aventura capitalizadora del grupo empresarial integrado por favoritos y allegados al poder, quienes concentran la riqueza y persiguen alianzas con enormes complejos multinacionales.

Sin una verdadera agenda de Estado, es fácil ceder soberanía ante las promesas de un futuro promisorio en materia de inversiones. Panamá no puede hacer el papel de enano de circo en tierra de gigantes, al ponerse a disposición de potencias extranjeras. Por el contrario, este país requiere fortalezas y una agenda de Estado que determine sus vínculos con países y bloques económicos.

El modelo vigente, que influye en la política y la cotidianidad, ha distorsionado el perfil del país y causado la ruina del sector agropecuario y el declive industrial. En esas condiciones, el presidente Varela viajó a Pekín para negociar 19 acuerdos, que, en la práctica, se enfocan en el control efectivo del mercado y la ampliación de conexiones con la llamada “Ruta de la Seda”.

China es un socio importante de Panamá, pero las condiciones cambiaron a partir de la firma de esos acuerdos. Este país tendría que estar preparado para defender sus intereses vitales sin ser virtualmente succionado. El presidente ya debe saber que es difícil bajarse del tigre asiático, una fiera especializada en atrapar a presas desprotegidas, que genera respeto y gran recelo.

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