Por Luis Carlos Samudio G.
Abogado, docente y mediador
Desde la perspectiva criminológica, San Miguelito es un distrito dinámico de la provincia de Panamá, con mucha cultura, historia y resiliencia. No obstante, también es un territorio que afronta retos complejos respecto a la seguridad pública: la violencia entre jóvenes, el crimen organizado, el narcotráfico a pequeña escala y los conflictos entre comunidades afectan de manera negativa la calidad de vida de miles de familias.
Hay que captar la atención de las autoridades del distrito y proponer un análisis criminológico que se ajuste a cada corregimiento. La intención es empoderar a la comunidad, prevenir los delitos y fortalecer la convivencia, por medio de soluciones para resolver conflictos en los corregimientos, fundamentada en las teorías como el control social, aprendizaje social y desorganización social.
La teoría del control social, elaborada por sociólogos como Edward Ross y posteriormente por Travis Hirschi, posibilita el estudio de la manera en que las reglas, instituciones y relaciones dentro de la comunidad regulan las acciones individuales y colectivas. Esa teoría se fundamenta en una suposición evidente: los individuos poseen una tendencia natural a violar normas, pero solo dejan de hacerlo cuando existen mecanismos sociales que lo impiden. Esos procedimientos pueden ser oficiales (leyes, policía, instituciones) o no oficiales (escuela, familia, religión, comunidad).
La teoría del aprendizaje social, expuesta por Albert Bandura, establece que los individuos aprenden a través de la observación y la imitación de las acciones de otros, en particular cuando estas son reforzadas positivamente. El aprendizaje no solo se produce mediante la experiencia directa, sino también a través de modelos sociales como los medios de comunicación, los líderes comunitarios, los maestros y los padres.
La teoría de la desorganización social, formulada por Clifford Shaw y Henry McKay en la Escuela de Chicago, sostiene que el comportamiento desviado y el delito no son simplemente resultado de decisiones individuales, sino del fracaso de una comunidad para mantener la armonía social.
En contraste, aunque las acciones de la alcaldesa son notorias en redes sociales y eventos públicos, no constituyen un plan específico para robustecer a la comunidad. El hecho de que no haya canales de comunicación directa con la ciudadanía hace difícil que las políticas locales se adapten a necesidades del área. Sin diálogo, no hay control social efectivo; su gestión municipal está desconectada.
Los problemas de mayor impacto son la inseguridad y el temor, así como la escasez de oportunidades para los jóvenes. La presentación que muestro hoy, no es sólo para ser leída, sino también para que colaboren todos juntos , incluidos criminólogos graduados y estudiantes de ese distrito.
El OCAS (Observatorio criminológico académico y social) indica que no se trata únicamente de comprender el crimen, sino de intervenir desde la raíz con propuestas que otorguen poder a la comunidad y fortalezcan las instituciones. La seguridad no se impone, sino que se construye. Se edifica a través del diálogo, la justicia social y la participación.
Por ende, San Miguelito tiene derecho a ser un lugar de paz, oportunidades y esperanza. De la misma manera, mejora el tejido social a través de una visión criminológica integral y colaborativa. No únicamente la resolución de conflictos disminuye la violencia, sino que también fortalece a las comunidades para crear ambientes seguros y sostenibles. En ese sentido, se insta a que este documento sea revisado, debatido y fortalecido.
A través de la academia, realiza los análisis por corregimiento, los cuales revelan patrones diferenciados de violencia, factores estructurales de riesgo y oportunidades de intervención. Las propuestas incluyen estrategias comunitarias, institucionales y educativas, con indicadores de impacto y un cronograma de implementación.
El OCAS finaliza al integrar saberes técnicos con la participación ciudadana y al promover una cultura de paz y justicia restaurativa, esforzándose para: reactivar el control social no formal, fortalecer a las instituciones locales, ofrecer soporte a los hogares, exigir un liderazgo participativo y crear espacios seguros. Es fundamental contar con políticas públicas que se concentren en su población y reconozcan la complejidad del tema, ya que el delito tiende a disminuir cuando una comunidad se reorganiza. Además, la esperanza regresa cuando el gobierno local vuelve a estar presente.
¡Juntos trabajemos a favor de la paz y la convivencia pacífica!
 
        
