Por Jairo H. Pertuz S.
Periodista y analista internacional
El mundo viene sumergiéndose en una absurda espiral de violencia y negación de justicia que está acabando con lo que queda de humanismo y relaciones entre países supuestamente ”libres” y democráticos donde realmente se respeten los derechos humanos. Las imposiciones y la fuerza alejan más, cada día, lo que deben ser normales relaciones entre países y seres humanos.
La ceguera obnubila los sentidos y la sed de riquezas y poder continúan haciendo más estragos. Parece que para imitar a Dios, algunos seres humanos lo han tomado muy en serio, pero en sentido contrario a los deseos del creador. Del grupo de la UE, Macron, en nombre de su país, ha tomado la decisión de entrar en razón y negociar la compra de petróleo y gas a Venezuela, a pesar de la política y presiones de los EEUU. Tal vez, también, las necesidades energéticas de Francia, tras las rebeliones contra sus prácticas colonialistas en África, han influido en esa sensata decisión.
Caso contrario sucede con las absurdas actuaciones del actual presidente estadounidense, las cuales generan confrontación con Rusia y China. La contradictoria y absurda actitud del senil presidente Biden, acaba de demostrar su ineptitud para el cargo que desempeña, al decir, públicamente, que el mandatario Xi Jinping es ”un dictador” estando este último de visita y en negociaciones en territorio estadounidense.
Esa actitud confirma que no se puede confiar en la política exterior de EEUU ni en sus autoridades. Lo mismo está pasando con otras negociaciones leoninas de ese país con otros países, como las relacionadas del TPC con Panamá. El TPC lesionará gravemente la economía y el empleo en este pequeño país al que tanto deben los EEUU.
Lo peor de todo, es que ese no es un comportamiento casual de ese país, pues viene dándose con frecuencia y sigue imponiéndose hasta con prácticas de chantaje internacional.
¡Qué dolor, qué pena y vergüenza que la humanidad sea sometida de esa forma!
