¿Por qué la “nueva normalidad” se fue la porra?

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Lic. Antonio Saldaña

Por. Antonio Saldaña
Abogado y analista político
Exclusiva para Bayano digital 

El informe dado ayer (Sábado 6 de junio) a los ciudadanos de la nación, por una servidora pública –digna- pero de tercera categoría, indica, sin lugar a dudas, que la cúpula del “buen gobierno”, por enésima vez, “culitranquió”, no sabe dónde meterse, no tuvo valor para darle la cara al pueblo y con humildad de estadistas, reconocer autocríticamente que se han equivocado en el diseño político para enfrentar los efectos socio-económicos de la pandemia en Panamá.

La mayoría -por no decir todo el mundo- en Panamá sabe que los más 2,500 infectados de la COVID-19 en la última semana (apertura del segundo bloque económico y levantamiento de la “cuarentena”) y las 28 personas fallecidas en las últimas 48 horas (12 personas el viernes y 16 el sábado); no son el resultado de esta medida, sino que epidemiológicamente y científicamente hablando, es la consecuencia de la apertura del “primer bloque económico” y, en última instancia, es la  secuela lógica e inevitable de la ausencia de una acertada estrategia socioeconómica para mantener efectivamente a las personas en sus casas.

Eran muy bien conocidas las debilidades estructurales del sistema sanitario y, sobre todo, las de carácter socio-económicas en que se encontraba el país al momento de la llegada del mortal virus (SAR-CoV-2) a nuestros lares. Frente a las estimaciones o predicciones de los escenarios de contagio, era poco probable poder enfrentar la pandemia sin que se fuera rebasar la capacidad hospitalaria, de manera que la solución no era construir, por ejemplo, un cuestionado “hospital modular”, ni violentar las Garantías Fundamentales, implementando un régimen autoritario/policíaco.

¡No es la indisciplina ciudadana “estúpidos” es la política socio-económica! It is not citizen indiscipline ¡stupid! It is socio-economic policy” decían, Chase Foster y Jeffry Frieden, de la Universidad de Harvard, en su artículo “Crisis of trust: Socio-economic determinants of Europeans’ confidence in government.”

Los gobiernos de los países hermanos centroamericanos, para no mencionar a la región latinoamericana, los Estados Unidos y el resto del mundo; comprendieron que la única manera de mantener a la población en sus hogares era resolviendo sus necesidades básicas y la forma más apropiada era poniendo dinero en el bolsillo de los necesitados y afectados por la crisis sanitaria.

Desde marxistas, pasando por los neokeynesianos y, hasta los partidarios de la “mano invisible” del mercado o neoliberales, le han manifestado al Presidente de la República y a su séquito de incompetentes y trúhanes, que las “bolsitas de comida” y los miserables “bonos de $80” no eran suficientes para que las personas decidieran quedarse en casa.

“Échame a mí la culpa de lo que pasa”, como el estribillo de la vieja canción, debió presentarse ayer “Nito” o LCC, no sé –ahora- quién está al mando, y reconocer con humildad pero sabiduría que se equivocó, que reconocía que un pueblo con hambre, no puede ser “disciplinado”. Que daría un “golpe de timón” de 180 grados, al rumbo seguido por su administración. Que en lugar, de la copiada “nueva normalidad” reconocía que existe, objetivamente, una nueva realidad que hay que enfrentar con imaginación, pero, sobre todo con sensibilidad humana.

Por el contrario, todo desde ayer –sábado 6 de junio- es un mal sueño, una pesadilla para los panameños. En lugar, de la sana autocrítica, la élite enfatuada del “buen gobierno” ha mostrado una vez más sus entrañas de defensora de los ricos y usureros y absolutamente indolente con la desdicha de un pueblo que sigue siendo –a pesar de las malas actuaciones del gobierno- “noble y bueno”. ¡Así de sencilla es la cosa!

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