Perú y una crisis reciclada

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Perú sigue presentado una fuerte problemática social.

Por Crismar Lujano / CELAG

La nueva autoridad enfrenta una tarea compleja, que incluye recuperar la estabilidad y reestimular una economía nacional prácticamente paralizada desde el año pasado por el escándalo de corrupción de Odebrecht, los impactos económicos generados por el fenómeno de “El Niño”, así como las políticas de ajuste que el Gobierno de PPK alcanzó a implementar en sus dos años administrativos, sin resultados positivos que destacar.

La crisis política e institucional que tambalea a Perú, con peligrosos vaivenes desde la destitución por corrupción del ex-presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), se ha cobrado a otro ministro de Economía y Finanzas.

Dos meses y dos días exactos duró frente al Ministerio de Economía y Finanzas David Tuesta, el prominente economista cuyo perfil, labrado en las sillas ejecutivas del Banco de Desarrollo de América Latina y del español BBVA por años, presumía la continuidad del modelo neoliberal en Perú. Este sería su ticket de entrada pero, también, de salida del Gabinete Ejecutivo.

Y es que las idas y vueltas de su plan tributario le terminaron por pasar a él la factura. Su renuncia se produjo en un contexto de intensas manifestaciones sociales, iniciadas a finales de mayo en varios departamentos del Sur del país, que incluyeron el cese de operaciones de establecimientos comerciales y la paralización del servicio de transporte por horas. El motivo del descontento: la aprobación por decreto supremo de un incremento al Impuesto Selectivo al Consumo (ISC). Los cambios aplicaron para bebidas azucaradas y alcohólicas, cigarrillos, vehículos nuevos e importados de segunda mano y combustibles.

Si bien la medida está alineada con intereses empresariales, fue la presión social la que dejó a la vista la ruta de desencuentros e inconsistencias dentro del recién formado Gobierno de Martín Vizcarra Cornejo, quien ve cómo su popularidad, a menos dos meses de tomado el cargo, va perdiendo terreno. De acuerdo a una encuesta divulgada por la consultora internacional Datum, el índice de aprobación del mandatario nacional pasó del 55% en abril al 45% en junio, al tiempo que el rechazo saltó del 19% al 44%.

La salida precipitada de Tuesta ‒la segunda baja del Gabinete (en abril hizo lo propio Daniel Córdova, quien renunció al Ministerio de Producción[iv]– obligó al Ejecutivo peruano a nombrar al quinto ministro de Economía y Finanzas del actual período de gobierno, que inició en 2016 con PPK.

En reemplazo de Tuesta asumió el economista Carlos Oliva, quien se había desempeñado como viceministro de Hacienda entre 2011-2015 durante la administración de Ollanta Humala.  Luego, fue director del Banco Central de Reserva (BCRP) en 2015 y 2016.

La nueva autoridad enfrenta una tarea compleja, que incluye recuperar la estabilidad y reestimular una economía nacional prácticamente paralizada desde el año pasado por el escándalo de corrupción de Odebrecht, los impactos económicos generados por el fenómeno de “El Niño”, así como las políticas de ajuste que el Gobierno de PPK alcanzó a implementar en sus dos años administrativos, sin resultados positivos que destacar.

¿Con qué cuenta Oliva?

Según datos del BCRP, al cierre del 2017 la economía nacional desaceleró hasta 2,5% (tres décimas por debajo de la última proyección del MEF), debido a una nula participación del consumo privado y de la inversión pública y privada.

Para el mes de marzo, el PIB peruano experimentó un crecimiento de 3,9%. El déficit fiscal se sitúa en alrededor de 3,2% del PIB.

Ámbito Laboral

Según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), de 17,5 millones de que pertenecen a la población económicamente activa (PEA):

8,9 millones tiene un empleo (no necesariamente formal).

7,6 millones son subempleados (tienen un empleo, pero ganan menos que el ingreso mínimo, situación que los mantiene al borde de la pobreza).

900.000 están desempleados (buscan trabajo, pero no lo encuentran).

El empleo formal en zonas urbanas, en empresas de 10 o más trabajadores, se contrajo 0,3% en marzo y sumó 10 meses consecutivos de caída.

Recientemente, el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) informó que, en 2017, el país registró 1,4 millones de jóvenes ‒entre 15 y 29 años de edad‒ que no estudian ni trabajan.

Inversiones

Ya que paliar la merma fiscal tomará más tiempo de lo previsto por el Ejecutivo, la reactivación de la demanda interna y el estímulo a las inversiones siguen dando dolores de cabeza. Muchos esperan que el presidente Vizcarra reanude los proyectos a media máquina y generar así un impulso productivo para un crecimiento superior del PIB.

La cuestión, sin embargo, está en los sectores que desde el Ejecutivo se invita a invertir. El principal sigue siendo el minero, cuya producción ‒según el Ministerio de Energía y Minas‒ aporta alrededor del 15% del PIB y, además, es el principal sector receptor de Inversión Extranjera Directa. A la fecha, el país tiene una cartera de proyectos de US$14 mil millones y espera expandirla en un 50% adicional. Pero el favoritismo queda comprobado cuando se revisa la lista de proyectos previstos en 2018-2019. En el 36,6% de los casos son proyectos mineros, siendo la ampliación de la mina Toquepala de Southern la más importante. Se espera que la obra culmine a fin de año y la empresa estima invertir un total de US$1.200 millones.

Pobreza

Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI):

El año pasado, 75.000 nuevas personas pasaron el umbral de la pobreza que ya agrupa a 6,9 millones de peruanos (21,7% de la población). Pero más allá de las estadísticas, en el Perú la pobreza tiene un rostro más o menos definido.

El flagelo afectó a 1 de cada 3 niños menores de cinco años de edad. En las áreas rurales, la proporción de pequeños que viven en estas condiciones aumenta hasta un 58%.

La pobreza golpeó con más fuerza al 33% de las personas que mencionaron tener como lengua materna una lengua nativa, casi el doble de la incidencia en la población con el castellano como lengua materna (18,6%).

Durante la última década, el “desarrollo” de Perú ha estado guiado bajo la visión triunfalista de un modelo de crecimiento basado, principalmente, en la exportación de minerales e hidrocarburos. Simultáneamente se han evadido reformas estructurales a largo plazo, como la justicia tributaria o la diversificación productiva del país. ¿Seguirá Martín Vizcarra el mismo camino?

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