¡Omar Torrijos, presente!

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Omar Torrijos, en un encuentro de masas.

Por Virgilio Cerrud
Sociólogo

El 31 de julio de 2024, se cumplen 43 años de la desaparición física del general Omar Torrijos, caído en un misterioso ”accidente aéreo” en Cerro Marta, al norte de la provincia de Coclé. Hay quienes manifiestan, con justa razón, que el líder fue asesinado. Lo inexplicable, es que ningún gobierno del Partido Revolucionario Democrático (PRD) haya abierto investigación alguna sobre ese hecho. La muerte del general Torrijos representa la ruptura abrupta del proceso de cambios que el jefe militar encabezaba en la sociedad panameña.

El imperialismo norteamericano, léase Estados Unidos, desarrollaba el plan Cóndor en los países del Cono Sur y Centroamérica (imposición de los regímenes militares y desaparición de luchadores sociales, en las décadas de los 60,70,80).

Es necesario recalcar que el asesinato de Torrijos fue urdido para sacar del escenario geopolítico, no sólo regional, sino internacional, al interlocutor que abogaba por el respeto a la autodeterminación de los pueblos y por la no injerencia en asuntos internos de los pueblos. Asimismo, abogaba por la eliminación de los enclaves coloniales, el ejercicio de la soberanía, el respeto a los derechos humanos, la negociación como medio para dirimir diferencias y la validez de los principios de países no alineados.

Para los pueblos que luchan por perfeccionar su independencia, soberanía, justicia social, autodeterminación y defensa de los recursos naturales, ese suceso fatídico representó  la desaparición de un aliado, quien garantizó que pueblos como Belice y Nicaragua alcanzaran su libertad. Belice obtuvo su independencia y  Nicaragua se redimió del yugo de la dictadura somocista sostenida por los gobiernos de Estados Unidos. Omar mantuvo la solidaridad con la revolución cubana ante el ilegal, criminal y cobarde bloqueo de Washington.

El pueblo panameño perdió a un líder que impulsaba la consolidación del Estado nacional, la soberanía, la modernización de las estructuras arcaicas capitalistas que han caracterizado a la sociedad panameña. Torrijos avanzaba hacia políticas para la incorporación al desarrollo de las poblaciones menos favorecidas, a través de la transformación de la educación y la salud “igual para todos”. Asimismo, adoptó un nuevo Código de Trabajo, desarrolló empresas estatales a través de la nacionalización de la telefonía y la fuerza y luz, e inauguró la construcción de hidroeléctricas, ingenios estatales, a la par de la modernización de las actividades derivadas del transitismo.

La desaparición física de Omar, fundador del PRD, significó el caldo de cultivo para que los sectores políticos oportunistas y corruptos, aliados a sectores de la burguesía transitista  parasitaria, la clase empresarial vendepatria y gringófila, asaltasen la dirección del partido para convertirlo en su vehículo, con el objetivo de aplicar las políticas neoliberales de saqueo y despojo de las riquezas de la nación para entregárselas a las transnacionales.

La creación del partido de Omar Torrijos se fundamentó en la necesidad de contar con un instrumento político para dar respuestas a las demandas postergadas durante los años de la lucha por la recuperación de las tierras e infraestructuras controladas por los ”zonians”, la eliminación de sus ”autoridades” y sus leyes. De igual forma, debía conducir la eliminación de bases extranjeras y promover el rescate del patrimonio nacional: el Canal de Panamá, en cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter, de 1977.

Sin duda, “el mayor uso colectivo” de la vía interoceánico fue cercenado y frustrado por el apetito voraz de la burguesía financiera transitista y parasitaria, en contubernio con los políticos corrompidos dedicados al expolio.

A 43 años de la desaparición física de Omar y de 34 de la criminal y cobarde invasión norteamericana a Panamá, los regímenes empresariales implantados pos-invasión, a través de caricaturescas elecciones “democráticas”, impusieron las políticas neoliberales de despojo del patrimonio nacional, promovidas por el invasor. Los lustros en que el PRD ha gobernado, no ha hecho otra cosa que seguir los dictámenes del imperio y la política injerencista.

La actual cúpula (léase dirección) del PRD, ha convertido a esa estructura partidista en una entelequia, diseñada a su imagen y semejanza, que es clientelista y carece de ideología. De hecho, puede ser definido como una corporación arribista, vende patria, corrupta, apegada al ”qué hay pa’ mi” y a la práctica del ”juega vivo”.

La única alternativa que queda, si las bases toman conciencia de largar a los mercaderes del templo y rescatar al partido de manos sinvergüenzas, es su refundación. Sólo así, estaremos recogiendo la bandera tricolor, para darle un beso y cumplir los lineamientos señalados por Omar Torrijos.

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