Por Abdiel Rodríguez Reyes
Docente universitario
Quizá fue el profesor Roberto Arosemena Jaén quien más influenció a nuestra generación. No fui su amigo, ni su más cercano estudiante. Sin embargo, me dirigió el trabajo de graduación monográfico para optar al grado de licenciado en Filosofía en la Universidad de Panamá.
Arosemena fue desprendido en el asesoramiento. Me regaló dos libros con los cuales pude hacer aquel trabajo: Crítica y crisis de Koselleck y de Nussbaum, Sin fines de lucro, hasta hoy libros de cabecera. Mi jurado estuvo compuesto por los profesores Miguel Montiel, Arosemena Jaén y la profesora Urania Ungo.
Al final, obtuve A en la calificación, pero, al leer eli acta, me percaté de que la puntuación más baja me la dio mi director. Sabía mucho, con propiedad y todos los caminos con él —al final de cuentas— nos conducían a Zubiri. Ya convaleciente, lo fui a visitar a su apartamento. Fue un activista, hasta el último suspiro, fiel a sus convicciones, las cuales, en ocasiones, no compartíamos, pero sí respetábamos.
Compartimos clases en la Facultad de Derecho. Un hombre sencillo, con un sentido del humor fino. Gran persona.