Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político
En la búsqueda de una caracterización ideológica del mandatario de la República de Panamá, se presenta la hipótesis de que se trata —más por lo que hace que por lo que dice—, de un gobernante autoritario de ultraderecha.
Según un autor entrevistado por la BBC, la ultraderecha se identifica por el ”nacionalismo étnico, el populismo y el autoritarismo”. Pero, no tienen que estar presentes en la actividad política de un gobierno o mandato, todas estas expresiones o facetas ideológicas.
Por ejemplo, lo más relevante de la extrema derecha europea, es el nacionalismo étnico y su rechazo a la inmigración. En el caso del ”trumpismo”, se traduce en el denominado ”supremacismo blanco”.
Por el contrario, en América Latina los gobernantes extremistas de derecha se dividen en populistas y autoritarios. Verbigracia, mientras el presidente argentino Javier Milei se muestra como un auténtico autócrata, llegado al poder por medio de las urnas, Nayib Bukele, de El Salvador, es un magnífico populista de derecha, que ascendió al poder por la misma via electoral.
En el caso del jefe de Gobierno de Panamá, lo primero que hizo, una vez instalado en el Palacio de Las Garzas, fue ”arroparse” con algunos de los factores reales de poder (poderes fácticos). Designó como directores de los cuatro ejércitos del país, con nombre de servicios de Policía, a ex subordinados o ”amigos”. Puso al frente de las más importantes carteras de su Gabinete a relevantes figuras de la fracción financiera de la burguesía. Envió a la Asamblea Nacional una iniciativa legislativa del Órgano Ejecutivo (Proyecto de Ley 163, que reforma la CSS), privilegiando el control del ”FONDO GENERAL DE RESERVA”, por parte de la burguesía financiera.
Se trata, pues, del prototipo de mandato autoritario de ultraderecha, que no ha dejado de tener sus ”contradicciones”, con aliados políticos también de derecha, como ha sido el affaire de la elección de la presidenta del Órgano Legislativo y de la nómina de un partido político que recientemente realizó elecciones para la escogencia de su directiva.
En conclusión, estamos en presencia de un gobernante que llegó al poder de la carambola electoral de los poderes fácticos y que se apresta a tiranizar al pueblo panameño, con una ”dictadura de clase”: la dictadura de la burguesía financiera.
¡Así de sencilla es la cosa!