La mentira: teatro o desesperación

“Cuando las aguas están turbias cualquier basura pulida parece luz”.

0
95
Protesta de los movimientos sociales en Panamá.

Por Rafael García Denvers
Coordinador de Vanguardia Torrijista (VT)

El momento actual se caracteriza por la prevalencia de algunas condiciones peligrosas, aunque no por ello deja de ser una oportunidad para rehacer el camino. Algunas son, entre otras:

1. La verdad básicamente está ausente en la sociedad. La verdad parece que salió huyendo, despavorida.

Relata un viejo cuento que la verdad y la mentira se encontraron en el camino y la mentira le ofreció hacer las paces a la verdad. Propuso la mentira, para celebrarlo ir al río, y para no ensuciar las vestimentas, ambas se desnudaron y entraron al agua. La verdad se confió, la mentira salió rápidamente, se vistió con las ropas de la verdad, escondió su vestimenta de mentira y salió a pasear. Mientras que la verdad quedó en situación cuestionable y expuesta como símbolo de inmoralidad.

Gracias a esa realidad, hoy día, Panamá transita por una situación en la cual nada es confiable, nada es seguro y, lo que es peor, la mentira es la que reina y sustenta todo tipo de tracalerías.

2. La mentira y la cizaña, primas hermanas entre sí, sustentan la desunión y alimentan la desorganización para beneficio de los gobernantes, quienes con sabia y casi macabra manipulación aprovechan la ocasión.

3. Las instituciones judiciales han sido permeadas por ese entorno y se han convertido en herramienta de la injusticia, la persecución y la defensa del saqueo a la nación.

4. A pesar de esa evidente realidad, hay quienes insisten en jugar con libretos desactualizados y mantener en primer plano hechos, detalles e historias que colaboran en la sustentación de la individualización de los escenarios y la segmentación que se desgrana en acciones aisladas para beneficio de quien va despejando el camino con el ataque y la neutralización de distintas agrupaciones del movimiento popular y social.

5. Todo lo anterior se resume en la ruptura de las protecciones institucionales logradas, la eliminación de beneficios y la interpretación antojadiza de las leyes para criminalizar al que protesta. Es una desesperada defensa del decadente Modelo Neoliberal.

Con esa realidad como marco local nos corresponde mirar hacia afuera, donde, desgraciadamente, encontramos la crudeza de un genocidio al amparo de la mirada impávida del mundo y una institucionalidad internacional desarticulada, donde la misma falta de humanidad se enseñorea, apoyándose sin sombra de vergüenza en la mentira. la violación de reglas, leyes y convenios que parecen estar ausentes de la memoria de los gobernantes y escritas cual letanías de buenas intenciones, mientras los pueblos inician un ascenso de acciones y toma de las calles elevando la protesta, haciendo el llamado a la cordura, a la defensa de la vida humana y al rescate de las reglas de convivencia.

Pero, ojo: cuando las aguas están turbias cualquier basura pulida parece luz. De aquí la lógica y la importancia de mantener los canales de comunicación entre nosotros y de estar prestos a la denuncia, al apoyo de las acciones y actividades de los docentes, de los pueblos originarios y particularmente de los compañeros judicializados en forma individual y colectiva de los gremios y los sindicatos, particularmente del SUNTRACS, los docentes y los compañeros de las bananeras.

Nos corresponde un momento de reestructuración del movimiento popular donde la unidad sea específica y orientada a superar el oscurantismo de un gobierno de corte represivo ligado a las huestes libertarias que se han envalentonado y están prestas a sacrificar a los pueblos para beneficio de las arcas transnacionales y de las elites locales.

Hemos de establecer metas, a corto y mediano plazo que sustenten las alianzas y la unidad del movimiento popular, superando lo coyuntural y proyectando más del escenario actual. Hemos de defender los derechos, e impedir el retorno a la oscuridad social que se impulsa desde los centros de poder mundial y local.

No es el momento de solucionar viejas discrepancias o recordar al efecto los errores cometidos por cualquiera de nosotros, a no ser que sea para corregirlos, es la hora de deponer los temas de desavenencias y centrarnos en la defensa del futuro. Y ese futuro hemos de sustentarlo en metas concretas:

– Defensa del derecho a la protesta.

– Defensa del agua como garante de vida y no como recurso para enriquecerse.

– Defensa del agro como recurso estratégico.

– Defensa de una salud y vejez digna para todos hoy y mañana. No a la 462.

– Defensa de nuestros recursos. No a la Minería metálica a cielo abierto.

– Soberanía plena y sin restricciones, No a los memorándums de entendimiento.

– No a los embalses de río Indio.

¡Alto a la judicialización de la protesta!

Dejar una respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí