Khosrowyar, la mujer que está transformando el fútbol femenino en Irán

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Katayoun Khosrowyar.

FIFA

Normalmente, para ver cambios significativos hay que esperar mucho tiempo, y la espera suele resultar frustrante. Por esta razón, los actuales progresos del fútbol femenino iraní resultan tan llamativos. Además, la velocidad a la que se han producido estos avances se corresponde con la seguridad y firmeza de quien los ha dirigido.

Detrás de todo ello se encuentra una mujer nacida en Estados Unidos y que tiene apenas 30 años.

“Lo que estoy haciendo ahora habría sido inaudito hace cinco años”, cuenta Katayoun Khosrowyar a FIFA.com, recién salida de una sesión de entrenamiento con la selección sub-19 de la RI de Irán. Con su equipo, la entrenadora está impulsando una nueva visión, destinada a crear un proyecto que permita transformar de arriba abajo el fútbol femenino del país.

Khosrowyar, la primera mujer iraní que posee una licencia técnica “A” de la FIFA, ha revolucionado todos los aspectos del fútbol de su país, desde la detección de talentos y el entrenamiento hasta la dieta, la formación física y la preparación. Las repercusiones de su trabajo han redefinido la forma en la que se percibe el fútbol femenino en Irán, hasta el punto de que, por primera vez, los hombres están participando activamente en el desarrollo de los equipos de mujeres.

De la importancia de su trabajo dice mucho el hecho de que tanto ella como su equipo se convirtieran en parte del primer grupo de mujeres que presenciaron un partido de la selección nacional masculina en el Estadio Nacional Azadi a principios de este mes. El ímpetu que ha inyectado en el fútbol femenino está creando una reacción en cadena en todo el deporte y en la sociedad de la nación.

Sin embargo, hace un tiempo Khosrowyar ni siquiera imaginaba que terminaría tomando este camino.

El regreso a Irán

Criada en una familia amante del deporte (su padre, iraní, era triatleta y nadador profesional), a los 17 años, una jovencísima Khosrowyar había avanzado del fútbol estatal al regional. Su trayectoria estaba clara: tenía asegurada las becas futbolísticas para la universidad; la selección nacional femenina de Estados Unidos era su sueño.

Sin embargo, su primer viaje a Irán con su familia cambió por completo el camino que tenía marcado. Su llegada causó sensación: con el pelo teñido de rojo y sus piercings en las cejas, Khosrowyar se enamoró de la hospitalidad, la cultura y la amabilidad de las gentes. Mientras estaba allí, buscar un lugar en el que jugar al fútbol y mantenerse en forma fue lo más natural para ella. “En nuestra casa, la vida consistía en comer, dormir, entrenarse y vuelta a empezar”, comenta entre risas.

El fútsal resultó la única opción disponible –“Lo odiaba”–, pero su talento llamó la atención. La víspera del día en el que tenía programado su regreso a Estados Unidos, le preguntaron si quería formar parte de la selección nacional femenina recién formada. No tuvo ni un resquicio de duda. “Cuando tienes 17 años y te preguntan: ‘¿Quieres entrar en una selección nacional?’, lo único que puedes responder es que sí”.

Después de intentar convencer a sus padres durante un día entero, y a pesar de que no hablaba ni una palabra de farsi, empezó la trayectoria iraní de Khosrowyar. “Lo que me llamó la atención fue la fuerza, la tenacidad y la cultura efervescente de estas mujeres”, explica. “Eran tan férreas, tan fuertes que yo quería ser una de ellas”.

No obstante, para cuando cumplió 24 años ya había dejado de jugar, frustrada por el inmovilismo con el que se topaba sin cesar en el equipo. Sabía que solo como entrenadora podía cambiar realmente aquella situación. “Decidí concentrarme en el futuro. En él encontré toda la energía que necesitaba”.

Un cambio desde las bases

Con financiación de la FIFA, se sacó la licencia “A” a la edad de 26 años, y desde entonces ha perseverado, a menudo sin ayuda, para desarrollar una infraestructura en todo el país que abriera las puertas del fútbol a las jóvenes. Pero primero tenía que encontrarlas.

“Tuve que desplazarme de una ciudad a otra, pateármelas, preguntar a la gente si había una escuela de fútbol o algún lugar donde las chicas jugaran al fútsal o a lo que fuera”, comenta Khosrowyar. “Siempre me señalaban los parques, donde había chicas jugando con sus hermanos y primos”.

“Era la única forma de encontrarlas. ¡Mis padres me decían que iba secuestrando niñas por los parques!”, añade entre las risas que suelen acompañar las partes más estrambóticas de su narración.

A continuación, empezó a formar una red de entrenadores que la ayudaran, a los que adiestró en las virtudes de las buenas prácticas en cuestiones dietéticas, forma física y preparación, a la vez que trataba de adecuar las normas de entrenamiento al siglo XXI.

“Usaban libros de hace 50 años, aunque con esto no quiero decir que la información de hace 50 años sea mala. Pero siempre es bueno modernizarse”. Actualmente, las redes sociales como YouTube e Instagram contribuyen a añadir inspiración y variación a sus sesiones de entrenamiento.

Hoy en día, con todo ese trabajo de campo a sus espaldas, cuenta con el apoyo pleno de su federación, aunque lo recibió casi por casualidad. “La ayuda llegó sin que la esperáramos», confiesa. «El secretario general pasó por el campo con un gran grupo de hombres y creyó que las futbolistas de mi equipo eran muchachos entrenándose. Mis jugadoras sabían centrar, cabecear, disputarse el balón, y el secretario general me llamó para preguntarme: ‘¿Estás segura de que son chicas? Siempre me dice: ‘Gracias a ti y a tu equipo he empezado a apreciar y a respetar el fútbol femenino’”.

Si bien sus planteamientos y sus puntos de vista típicamente estadounidenses suponen para Khosrowyar una fuente constante de frustraciones, el cambio de percepción interna ha hecho que la resistencia inicial se convierta en entusiasmo a la hora de valorar las ideas que ella propone. “Hemos visto un cambio que nunca antes se había producido, y todas las chicas lo están notando también”.

Si tienen éxito, sus métodos se implantarán en todas las categorías de la selección nacional femenina. “Todo está empezando con la selección sub-19. Somos el ejemplo que va a contagiarlo todo, hacia arriba y también hacia abajo”.

Tras reservar el pase este fin de semana a la ronda final de clasificación para la Copa Sub-19 Femenina de la AFC, parece que a Katayoun Khosrowyar le están saliendo las cosas tal y como ella las había planeado.

Hinchas del fútbol femenino de Irán.

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