Honor a víctimas de la invasión de Estados Unidos

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Honor a víctimas de la invasión de Estados Unidos

El Gobierno panameño honró a los caídos en la invasión de Estados Unidos a Panamá, iniciada el 20 de diciembre de 1989, y se comprometió a promover el desarrollo de un “Informe de la Verdad” sobre ese acontecimiento histórico ocurrido hace 26 años, mientras que sectores sociales exigen recuperar la memoria histórica.

En el cementerio Jardín de Paz, en las afueras de la capital panameña, donde están sepultados cuerpos de personas aniquiladas por los bombardeos de Estados Unidos, la vicepresidenta, Isabel Saint Malo, recordó que el presidente Juan Carlos Varela firmó un decreto que declara el 20 de diciembre Día de Reflexión Nacional y ordena que la bandera nacional sea enarbolada a media asta en todo el país.

La ceremonia transcurrió con disparos salva de la guardia de honor, la colocación de una ofrenda floral por De Saint Malo y las palabras de reflexión del obispo auxiliar Uriah Ashley McLean, al iniciar los actos de reconocimiento.

Saint Malo aseguró que “la determinación de la identidad de las víctimas, recomendación de propuestas de reparación, evaluación de la instalación de monumentos conmemorativos, estudios para una eventual propuesta curricular sobre los hechos del 20 de diciembre, investigación y documentación de la existencia de posibles fosas” en suelo panameño.

Sin embargo, la presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del 20 de diciembre, Trinidad Ayola, señaló que la aspiración de las viudas y huérfanos es que esa fecha sea declarada Día de Duelo Nacional. En ese sentido, propuso la creación de un Museo de la Memoria Histórica y monumentos conmemorativos.

Según fuentes nacionales panameñas, instituciones sociales, organismos gubernamentales y sociedad civil, existen estimaciones de que hubo casi unas 3.000 víctimas fatales entre soldados de las Fuerzas de Defensa de Panamá y población civil. Tampoco hay cifras de lisiados, personas con traumas o trastornos psicológicos.

Ayola manifestó que Estados Unidos aún no ha reparado los daños causados a la población panameña, y que es necesario saber dónde están los cuerpos de los desaparecidos en la denominada operación “Just Cause” (Causa Justa) ordenada contra Panamá en 1989, por el entonces presidente estadounidense George H. Bush.

Estados Unidos envió a Panamá a la 82 División Aerotransportada desde Fort Bragg, Carolina del Norte, para derrocar al general panameño Manuel Antonio Noriega, a quien Washington acusaba de narcotráfico. En esa operación fueron utilizados armamentos de última generación, como los bombarderos furtivos F-117 Nighthawk o los helicópteros de combate AH-64 Apache.

En las primeras horas de los combates desiguales, el fuego y las bombas destruyeron el populoso barrio de El Chorrillo, donde estaba la sede del cuartel central de las Fuerzas de Defensa de Panamá.

Tropas estadounidenses recogieron los cadáveres dispersos, los introdujeron en bolsas y los arrojaron en fosas comunes, sin identificación. Por ello, los familiares de las víctimas de los caídos exigen que se investigue sobre los desaparecidos.

En ocasión de la fecha, la Iglesia Católica envió a la población el siguiente mensaje: “la historia es una gran maestra y trasmitirla a nuestros hijos y nietos es responsabilidad de los mayores, para que aprendamos las lecciones de lo que nunca debió ser, qué no se debe olvidar y así no cometer los mismos errores”.

Por su parte, el experto en derecho internacional Julio Yao manifestó que “sacar a Noriega era un pretexto”. Adujo que el verdadero objetivo de la operación militar era abrogar los Tratados del Canal “Torrijos-Carter” para que Estados Unidos mantuviera el control del Canal por mucho tiempo, aún después del año 2000.

Yao afirmó que otro objetivo esa acción bélica era “plantar las bases de una política exterior que fuera más afín a los intereses de Estados Unidos”.

Los actos de homenaje póstumo a los caídos en la invasión incluyeron exposiciones fotográficas alusivas, la confección de murales en zonas afectadas por los bombardeos en 1989 y una denominada “Marcha Negra” en el barrio de El Chorrillo, como tributo a los caídos.

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