Por Marco A. Gandásegui, hijo
Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
Quien observa con ojo crítico la campaña electoral panameña se percata que cada partido y sus comandos tienen como meta alcanzar el poder para continuar disfrutando de los beneficios económicos que genera el control del gobierno. Esta realidad, no es sólo propio de Panamá. Es una realidad que caracteriza a todos los países cuya clase dominante se organiza en partidos políticos. Cada partido político representa a un sector de la cambiante correlación de fuerzas dentro del grupo dominante.
En el caso de Panamá, los sectores más asociados al poder han sido, desde los tiempos coloniales, los rentistas de nuestra posición geográfica (tránsito interoceánico) y los especuladores de las tierras urbanas y suburbanas. Otro grupo muy importante es el terrateniente rural. También tuvieron una participación significativa a mediados del siglo XX los industriales (1935 a 1980).
Según los historiadores, a fines del período colonial tenían mucho poder las familias comerciantes como los Arosemena, Ayala y de Icaza y otros. Cuando se produjo la separación de Colombia en 1903, seguían los Arosemena y se habían sumado los Arias, entre otros. Los ganaderos tenían fuertes intereses y se hacían sentir en los corredores del poder.
Durante un siglo (1830-1930) predominaban los partidos Conservador y Liberal. Estos últimos querían cambiar el país para acomodar sus intereses. En cambio, los conservadores se atrincheraban en sus valores (y fortunas) tradicionales. A lo largo del siglo XX se sumaron otros intereses como los industriales y los grandes agroindustriales (Eleta y Chiari, entre otros). Los industriales, y la clase obrera que apareció como consecuencia, pusieron fin al duopolio entre liberales y conservadores. El Partido Conservador desapareció y el Partido Liberal se fraccionó y se desintegró.
En la actualidad, en el siglo XXI, tenemos partidos nuevos pero el mismo grupo dominante conformado por los rentistas y especuladores. Las políticas neoliberales que se ejecutan en Panamá, sobre todo después de la invasión militar norteamericana en 1989, barrieron con los industriales, intereses agropecuarios e, incluso, muchos comerciantes. El sistema partidista, sin embargo, no ha cambiado mucho. Los partidos funcionan sobre la base del poder económico y el clientelismo. La lealtad y la disciplina se mantienen durante las elecciones mediante la organización de un sistema de caciques que responden a un partido que es, a su vez, dirigido por una cúpula.
Las capas medias no cuentan con un partido político. Un sector de la clase obrera creó un partido político, pero ha tenido serias dificultades para atraer al conjunto de los trabajadores y otros sectores populares.
Al igual que en los últimos 150 años, los partidos políticos son financiados por poderosos intereses económicos. En las elecciones más recientes correspondió a los grupos rentistas y especuladores, que controlan el poder económico del país, asumir el papel de ‘padrinos’ de los partidos y sus candidatos a elección popular. En el pasado había liberales y conservadores que se enfrentaban en las batallas electorales (1904-1936). Después, intervinieron los industriales (1936-1968) creando una lucha interna fuera de control que culminó con el golpe militar. La derrota de los militares frente a EEUU en 1989 significó el retorno de los rentistas al poder político, desplazando a los demás.
¿Quiénes financian a los 7 candidatos a la Presidencia de la República? La información proporcionada por el Tribunal Electoral ofrece una aproximación. Los números le ofrecen al observador con ojo crítico la posibilidad de tener una idea de cuáles son los tejidos entre candidatos, partidos y el poder económico. Los candidatos pueden recibir –según la ley‒ donaciones individuales a su campaña por un máximo que alcance los 100.000 dólares.
Más de 50 individuos han hecho donaciones de más de 10.000 dólares. Un total de 18 personas han realizado donaciones entre 25.000 y 50.000 dólares. Otros nueve individuos han donado a candidatos más de 50.000 dólares cada uno. Entre estos últimos, las donaciones individuales más grandes han sido dirigidas a José Blandón (4), Nito Cortizo (3) y Rómulo Roux (2).
El poder económico (rentistas y especuladores) son los que más donan. Hay que destacar a Stanley Motta quien le ha hecho donaciones de 99.500 dólares a los tres candidatos de los partidos tradicionales: Blandón, Cortizo y Roux. Entre los otros donantes destacados se encuentran Paul de Janón y Alberto Vallarino (a favor de Blandón), Alfredo Alemán y Lewis Navarro (para Cortizo) y Camilo Atala y Aldo López (para Roux).