- Toneladas de plástico vertidas al mar, residuos de herbicidas químicos y derrames de hidrocarburos son un cóctel de sustancias contaminantes que ahogan a los peces y cetáceos marinos y amenazan el futuro de Panamá.
- Si persiste la actual tendencia de contaminación, se estima que en 2050 los océanos del mundo tendrán más plástico que peces, convirtiéndose en un gran desafío global.
Por Domingo Urriola
Estudiante de Periodismo
Hace unos años, el problema de contaminación en los océanos era causado, primordialmente, por residuos de radiación y químicos utilizados en productos bélicos y derivados del petróleo. Hoy, el panorama ha variado, ya que la acumulación de plásticos es la principal fuente perturbadora en los litorales panameños.
La vicealcaldesa de la ciudad de Panamá, Raisa Banfield, comentó a Bayano digital que “este país, sobre todo en el área metropolitana, posee la peor disposición de desechos”. Aclaró que “la mayor parte de desperdicios urbanos es descargada en ríos y costas”. Esa realidad se complica debido a la cercanía de áreas urbanizadas con afluentes convertidos en cloacas abiertas.
De acuerdo al estudio “Basura Cero”, realizado por la Alcaldía de Panamá, unas 370.000 toneladas de diversos plásticos terminan en el océano. A ello contribuye el crecimiento desordenado de la urbe, la destrucción de manglares y la acción de arrojar basura en cunetas y lugares conectados con los ríos, que transportan los desechos domiciliares e industriales hasta las playas.
Banfield señalo que el plástico tarda mucho tiempo en degradarse y, a medida que lo hace, se vuelve más pequeño, convirtiéndose en “comida” para las especies que están en el mar. El material extraño al ecosistema se acumula en el cuerpo de animales marinos que luego son consumidos por el ser humano, expuesto a nuevos riesgos en ambientes contaminados.
En Panamá, son producidas unas 2.000 toneladas de basura al día. De ellas, el 60 por ciento es plástico. En zonas marino costeras del Pacífico, hay enormes depósitos de envases plásticos, como cubiertos desechables y carrizos (pajillas) que alteran el ecosistema y afectan la salud de la población.
El desastre ambiental revela la mala disposición final de la basura en áreas metropolitanas, pero también una planificación urbana deficitaria. Asimismo, la usurpación del cauce de los ríos para la construcción de barriadas y complejos industriales en antiguos humedales, empieza a pasarle la factura a habitantes de la urbe, atrapados en un problema que desemboca en inundaciones.
Reciclaje como respuesta
La vicealcaldesa reconoció la importancia del reciclaje de plástico como parte de una cultura ambiental en un país de gente consumista que debe hacer cosas diferentes para enfrentar la contaminación urbana. Una feria ecológica realizada por alumnos en el Instituto América, demostró que es posible empezar a generar iniciativas tecnológicas para cambiar ese panorama.
Bajo el lema “Mentalízate, no lo tires. Recicla”, estudiantes del Instituto América, en la ciudad de Panamá, presentaron sus ideas para reciclar la gran cantidad de basura. La feria, de interés científico y cultural, fue elogiada por ambientalistas que reclaman higiene, descontaminación y ordenamiento territorial.
En ese sentido, Tania Arosemena, gerente de Incidencia Política de la no gubernamental Fundación MarViva, comentó que “hay que tener presente que existen organismos que tienen conexión con el plástico”, que genera una amplia contaminación global en océanos que son fuente de vida y de los que dependen millones de personas vinculadas a la pesca o al turismo.
“Cuando son de gran tamaño, las redes pueden ubicar el material plástico. El problema incide cuando el sol y la humedad comienzan a fragmentarlo. Bajo esas condiciones,es más difícil extraerlo y, por ende, son accesibles para muchas peces y aves que se lo comen. De allí parte el problema”, resaltó.
La caída del precio internacional del barril de petróleo ha tenido un impacto en la producción de plástico, con un valor disminuido que desalienta el reciclaje comercial, a diferencia de lo que ocurre con latas de refrescos lanzadas al cesto de la basura. En Panamá, no hay plantas para reconvertir esa materia y se necesitaría gran volumen de exportación para dar sostenibilidad a ese proceso.
En la actualidad, MarViva desarrolla la campaña ambiental #ChaoPlásticoDesechable, como parte del proyecto Fortalecimiento del Marco Regulatorio para la Reducción por Contaminación por Plásticos en el Mar. La iniciativa está orientada a cambiar los hábitos de consumo hacia unos más responsables, disminuir el consumo de botellas plásticas de un solo uso; e informar y sensibilizar del impacto del plástico desechable en los ambientes marinos y costeros.
En la caribeña provincia de Bocas del Toro, ya es un hecho la transición de bolsas plástico a papel, y se espera que para el segundo semestre del 2018 comience una nueva fase.
Otra iniciativa para frenar el problema fue lanzada por
Diwigdi Valiente, líder de la campaña Burwigan (niño, en lengua guna). El colectivo integra a varios artistas que a través de la fotografía buscan concientizar a la población sobre el tema de la acumulación de la basura y su impacto en comunidades.
Valiente aseveró que “el año pasado se realizó una fotografía sobre la acumulación de desechos, entre ellos el plástico, a las orillas de Guna Yala, en la vertiente del Caribe, y este año se volvió hacer, registrando un aumento en la presencia de desechos, que en gran parte provienen de otras áreas”. Pese a ello, insistirá en mejorar el entorno, eliminando el plástico del mar.