El fútbol socava el reinado beisbolero en Cuba

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El fútbol socava el reinado beisbolero en Cuba.

AFP

Gambeta, regate y ¡goooool! Se coló por la tele, se adueñó de las calles y se robó la preferencia de niños y jóvenes. En Cuba el fútbol estremece los cimientos de un reinado beisbolero de casi 150 años.

«El fútbol aquí estaba en el piso y ahora (…) se está yendo por encima del deporte nacional» en cuanto a popularidad, declara con dolor a la AFP Humberto Nicolás Reyes, que lleva 40 de sus 69 años enseñando a jugar béisbol, deporte que disputó su primer partido oficial en la isla en 1874.

El orgullo de Reyes es que algunos de los niños que inició en el deporte de las bolas y los strikes, como Yonder Alonso y Alex Sánchez, lograron llegar a las Grandes Ligas, la meca del béisbol. Su pena: «Todo el mundo se ha ido prácticamente para el fútbol».

El béisbol, que regresará al programa olímpico en Tokio-2020 tras 12 años de ausencia, atesora tres títulos olímpicos y 25 coronas mundiales en Cuba, pero en sus calles el balompié es hoy amo y señor. Aunque según cifras oficiales, en Cuba juegan al fútbol organizado unas 25.000 personas y al béisbol unas 46.000.

«Hoy los niños, la juventud, tienen un poquito más el impulso de ir hacia el fútbol que hacia el béisbol», explica a la AFP el DT del once cubano, Raúl Mederos.

En las calles de la isla es común ver a hinchas del Barcelona y del Real Madrid en apasionados debates, madrugando para ver un juego, o a niños y jóvenes pateando descuerados balones con las camisetas de clubes europeos o imágenes de Messi, Cristiano o Neymar, sus nuevos ídolos.

«Dondequiera se juega al fútbol», se vanagloria el estudiante de deportes Alejandro Izquierdo, de 19 años, que sueña incluso con ver a su país «en otro Mundial».

Cuba solo participó en la Copa del Mundo de Francia-1938, porque todos los rivales de su grupo desistieron de hacerlo.

Con la globalización y un fuerte apoyo de la televisión cubana, según aficionados, el fútbol fue ganando espacio en la isla y logró cautivar a gran parte de fanáticos históricamente hinchas del béisbol.

«Aquí hay ocho equipos jugando a las dos de la tarde y no le transmiten un juego de pelota (béisbol), le transmiten el fútbol del Barcelona», se queja Eduardo Medina, un fanático de 65 años, mientras disfruta un choque del actual campeonato en el Estadio Latinoamericano, la catedral del béisbol local.

«¿Qué quiere decir eso? Que la pelota poco a poco la van matando», sentencia Medina.

A partir de España-1982 la televisión comenzó a transmitir partidos de los Mundiales de fútbol y desde Estados Unidos-1994 los pasa en vivo. También transmite en directo o en diferido encuentros de las principales ligas de Europa y la de Campeones.

En cambio, los juegos de las Grandes Ligas se comenzaron a transmitir en 2013, pero solo los que no incluían a beisbolistas cubanos considerados desertores. Por primera vez en 2017 la TV pasó en diferido la Serie Mundial, pero este año la afición se quedó con las ganas.

«Estas cosas han ido lacerando la afición en Cuba por el béisbol», se lamenta Pablo Díaz, un hincha de 32 años.

En la reconfiguración de las preferencias incide el bajón de calidad que ha sufrido el béisbol cubano. Desangrado por una ola de fugas de sus estrellas, no gana un evento importante desde la Copa Intercontinental de 2006.

A esa razón se suma la escasez de terrenos y la falta de implementos. En la isla, un guante de béisbol cuesta lo mismo que un balón de fútbol, unos 30 dólares -equivalentes al salario promedio mensual-, pero para armar un equipo de béisbol hacen falta nueve guantes, además de bates y pelotas.

El DT Mederos sostiene que el béisbol «es el deporte nacional y eso no lo va a cambiar nadie». Por eso, subraya, «tenemos que saber convivir con el béisbol», como ocurre en otros países de la región como Venezuela y Panamá.

No obstante, propone sacar el «máximo» provecho a «esa juventud y esa niñez que está naciendo y creciendo viendo fútbol» para impulsar un deporte de pobres resultados en Cuba.

Golpeado por deserciones y falta de fogueo internacional, el once cubano vivió su mejor momento al timón del DT peruano Miguel Company (2000-2004), cuando empató dos veces con Costa Rica en la eliminatoria mundialista.

A la caza de un boleto para la Copa de Oro de Concacaf-2019, el Instituto Cubano de Deportes dio luz verde a la selección para incorporar a futbolistas emigrados que desean volver a vestir la camiseta de su país. «Estamos dando pasos decisivos», afirma Mederos.

Por su parte, el béisbol cubano no está de brazos cruzados: modificó la estructura de su campeonato para hacerlo más competitivo y está remodelando los principales estadios del país, mientras sueña con clasificar para Tokio-2020.

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