Al “cara de nance” de Juan Guaidó se le cayó el gobierno cuando colapsó la red social Facebook. Entonces, llamó a Gringolandia, pero Mike Pompeo no lo atendió porque estaba consumiendo pizza y Coca en Plaza Sésamo.
A propósito, ¿qué hacen tantos “guarimberos” (saboteadores venezolanos) y soldados gringos en la provincia de Darién? Es difícil pensar que estén preparando arepas y tequeños. Parece que el Senafront se les entregó. ¿Y la soberanía?
Panamá es uno de los pocos países que reconoce a Guaidó y a una embajadora con cara de camarera, a quien no conocen ni en su casa. Sin duda alguna, la política exterior panameña está diseñada por gente con mentalidad de waiter.
Hay que prevenir a los candidatos presidenciales en Panamá, de que van a perder hacha, calabaza y miel en las elecciones, si cargan al títere Juan Guaidó. A ninguno de ellos les entalla el traje de políticos pérfidos e intervencionistas.
Los magistrados del Tribunal Electoral de Panamá dijeron que están amenazados de muerte. ¿Se atreverán a morir con las botas puestas? Deben decir si las amenazas vienen de la CIA, MI-5, Mossad, DEA o de reclusos de Punta Coco.
En los pasillos del Tribunal Electoral hay un olor a sarcófago y a momia profanada. Los muertos vivientes firmaron libros de aspirantes a la Presidencia y merodean en Cedulación. Ojo: la gran magia vudú puede torcer la voluntad popular.
¿Quién será el estilista del presidente Varela? Cuando viajó a China, llevaba un corte de cabello parecido al de Mao Zedong, y cuando recibió a Mike Pompeo, usó un peinado con retoques al estilo del pilluelo del copete Donald Trump.
Con tanto derroche hídrico, el IDAAN debería vender agua bendita. Todos los meses grupos de tarados rompen al menos una tubería enorme. Esa historia demencial suena a sabotaje de aquellos que pretenden privatizar a la institución.
El oficialismo afirma que el país es hoy más seguro, pero en Albrook Mall casi se llevan por los cachos a miles de niños panameños que corrían aterrorizados a causa de explosiones. ¿Alguien sabe dónde estaba la Policía ese día?
Cada vez que los ambientalistas denuncian el ecocidio en áreas canaleras, los “rabiblancos” suenan la vuvuzela, para burlarse de ellos. Los apátridas del capital financiero se limpian con el legado de Omar y exigen el “mayor botín posible”.
Los institutores quieren ver sano y salvo al profesor Carlos Arrieta, y evitar que los bancos lo desalojen de su casa. Los aguiluchos repudian que hayan amenazado a los periodistas que defienden a Arrieta. ¡La Mafia no pasará!
En las calles de Panamá hay mendigos que antes araban la tierra. Los desplazados del campo terminan en pandillas, mientras que en la Asamblea Nacional hacen leyes para perseguir a los pedófilos y no a los especuladores.
¿Será verdad que el tren chino de la ruta Panamá-David llevará a bordo la coima? Cuesta creerlo. Confucio y Lao-Tsé jamás enseñaron esas cosas cuando daban lecciones de ética. En Pekín y Shanghái, nunca tolerarán el “chachullo”.